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Torre de Babel Ediciones

Resumen de El Corán

SURAS DE "EL CORÁN"

La palabra Kour ann se deriva de karaa, leer, y significa lectura, o lo que debe ser leído. Bajo este nombre los musulmanes designan no solo todo el libro, sino cada capítulo o sección del Corán. Los judíos llaman también todas las Santas Escrituras y cada una de sus partes con el nombre de karak o Mikrah, palabra cuya raíz y significación es una misma.

Se da algunas veces al Corán el título de Forkan, de Faraka, dividir, como los judíos emplean Perek, que tiene la misma raíz, para indicar una Sección o parte de la Biblia. A veces es nombrado también por antonomasia al-Molsehaf, el tomo; al-Khitab, el libro por excelencia, al-Dhikr, la admonición. Algunos pretenden que la palabra Forkan significa distinción, como para expresar que el Corán distingue lo verdadero de lo falso, lo lícito de lo que no lo es (1).

Los escritores mahometanos alaban mucho el estilo del Corán. Hay gusto, en efecto, en los pasajes en que imita las maneras y frases poéticas, empleando alternativamente uno por otro los tiempos del pretérito perfecto y del futuro; y pasando de la tercera persona a la primera o a la segunda, además de la primera a la tercera, como los profetas hebreos. Es conciso, adornado de figuras a la oriental, embellecido muchas veces por floridas y sentenciosas expresiones. Se eleva hasta lo sublime, y es magnífico describiendo la majestad y los atributos de Dios.

Creen los mahometanos y aseguran los árabes, que el idioma del Corán, y por consecuencia, el dialecto usado en la Meca en tiempo de Mahoma, es todo lo que hay más puro y perfecto. Este dialecto se diferencia no obstante hasta tal punto del moderno, que la lengua del Corán se enseña en el día en los colegios de la Meca, como el latín en Roma.

Aunque el libro está en prosa, las sentencias acaban generalmente por una rima; a veces es interrumpido el sentido por ella, y a veces también se encuentran repeticiones que no son necesarias. Pero los árabes, que tienen tanto gusto en estas consonancias, hacen uso de ellas en sus más acabadas composiciones, que además embellecen con frecuentes pasajes del Corán y con alusiones a su contenido.

La admiración que este libro les inspirase deriva principalmente de la belleza del estilo, y del cuidado con que Mahoma trató de embellecer su prosa con el encanto de la poesía, dándole un sentido armonioso, y haciendo rimas los versículos y periodos. A veces, dejando el lenguaje común, describe en armoniosos y sublimes versos al eterno Dios sentado sobre el trono de los mundos, dando leyes al universo; haciendo mover a una señal suya a los planetas y anonadando las ciudades populosas, o creando un jardín en medio de los desiertos, Son armoniosas y elevadas sus expresiones cuando describe los eternos placeres del Paraíso; terribles y enérgicas cuando habla de las llamas devoradoras. Instruido como era en la lengua más rica, más elegante, más sonora, más armoniosa entre todas las que se conocen; de una lengua que por la composición de sus verbos, puede seguir el vuelo del pensamiento y describirle con precisión, que por la armonía de sus sonidos imita el alarido de los animales, el murmullo de la fugitiva ola, el zumbido de los vientos, el estampido del trueno, de una lengua en la cual se habían ilustrado tantos poetas. Aplicóse Mahoma a dar a su doctrina lodo el prestigio de la elocución, a su moral la majestad que le con venia, y a las fábulas de su tiempo un giro original que pudiese a la vez hacerlas agradables e interesantes.

Alí tenia la costumbre de decir: «El Corán contiene la historia de lo pasado, las predicciones del porvenir y las leyes de lo presente». Mahoma decía a sus discípulos: «Leed el Corán y llorad. Sí no lloráis ahora, os veréis forzados a llorar más un día.»

Tiene por único dogma el Corán la unidad de Dios, de quien Mahoma es el profeta; por principios fundamentales, la oración, la limosna, el ayuno, la peregrinación. La moral que se encuentra en él, se funda en la ley natural, y en lo que conviene a los habitantes de los países cálidos. Mahoma ha compuesto su libro introduciendo en él muchos artículos tomados de la Biblia, muchas, ficciones o fábulas sacadas del Talmud, y mezcladas a otras que le proporcionó su ardiente imaginación. Poco método y riqueza real se encuentran en él.

En el calor del entusiasmo o de la vanidad, hizo Mahoma consistir la verdad de su misión en el mérito de su libro. Desafía audazmente a los hombres y a los ángeles a alcanzar a las bellezas contenidas en una sola de sus páginas, y tiene la presunción de asegurar que solo Dios puede dictar es la incomparable obra maestra.

Semejante argumento tiene fuerza cuando se dirige a un árabe devoto, dispuesto a la fe, cuyo oído se encanta con la bella armonía de los sonidos, y que es incapaz de comparar esta pretendida obra maestra con las demás producciones del espíritu humano.

No debe admirar que los musulmanes llamen al Corán la Escritura excelente, o el Libro glorioso, o simplemente el Libro como los cristianos griegos designan el Evangelio; por consiguiente el Corán, es tan respetado entre ellos, que no se aventurarían a leerle sin haber cumplido a lo menos la ablución prescrita antes de la oración, y si un infiel le tocaba no evitaría la muerte sino abrazando el islamismo; el califa Omar ordenó que en tiempo de las dos fiestas al-Aid-fitr y al-Aid-adha cada deami que contiene seis mil doscientos cuarenta y tres versículos o períodos, fuera leído a pesar de su extensión desde el principio hasta el fin. Relando y Marracci nos han enseñado a propósito de esto, que los mahometanos a imitación de los masoretas judíos, han numerado no solo los capítulos y los versículos, sino hasta las palabras y las letras del Corán; y esto a fin de impedir toda especie de corrupción, de trastorno o de alteración de texto; los doctores musulmanes hacen observar que por un privilegio milagroso siempre ha conservado el Corán un texto uniforme en sus diferentes ediciones.

Fue publicado enteramente por Mahoma en el espacio de diez y siete o diez y ocho años, tanto en la Meca como en Medina, a medida que le era revelado, es decir, según el legislador tenia necesidad de hacer hablar a Dios. Cada revelación se refería a las necesidades del momento, a las exigencias de las pasiones y de la política. Auque se hallan allí a menudo contradicciones, toda discusión es evitada por esta máxima preliminar, que el texto da las Escrituras está abreviado o modificado por las explicaciones subsecuentes.

Estas pretendidas revelaciones estaban escritas por los khodai o secretarios, en hojas de palmera o en pergamino, tan pronto como salían de la boca del Profeta. Sus discípulos las aprendían después; luego todos los pedazos de pergamino o de hojas, se encerraban mezclados en un cofre. Fue puesto el Corán en el  estado en que se encuentra en día por el calila Abou-Bekr, que no tuvo en consideración al tiempo en que fueron dictados tanto los capítulos como los versículos. El que debía ser el primero, se encuentra en el número XCVI, y el último publicado es el IX.

Las divisiones del Corán se llama por los árabes, sowar, en singular soura (en esta edición emplearemos la palabra sura, más habitual en las tracciones contemporáneas, Torre de Babel Ediciones), que significa escritura o serie, continuación regular. De esta misma manera llaman los judíos tora o touro cada una de las cincuenta y tres secciones del Pentateuco. Cada sura o capítulo, se conoce por nombres o títulos particulares, que comúnmente no tiene relación sino con un versículo o dos, mientras que lo restante del capítulo trata de cosas extrañas al mismo título. Los capítulos del Corán son ciento catorce de desigual longitud, algunos no tienen más que tres o cuatro versículos, otros tienen mas de doscientos.

Cada capitulo, a excepción del IX, está precedida de una fórmula solemne, llamada por los mahometanos Bísmillah, porque da principio por las palabras B´issim il´lah -ir rahhmann -ir rackin, es decir, en nombre de Dios piadoso y misericordioso. Esta fórmula figura constantemente en cabeza de todos sus libros y de todos sus escritos como sello de su religión. Constituyen un deber de pronunciarla al principio de todas sus acciones; antes de la oración, antes de ponerse a la mesa, abandonando el lecho, antes de emprender un trabajo, saliendo del alojamiento, hasta cuando dan muerte a un animal. Parece, dice Abou’l Feda, que Mahoma haya sacado esta fórmula de aquella con que los antiguos persas hacían preceder sus libros, y que se encuentra sobre todo en los de la mas remota antigüedad. Bénam yezdam jakkaisgherdadar, lo cual significa: en nombre de Dios, justísimo y misericordiosísimo.

El primer capítulo, titulado al-Fatéhah, introducción, está en gran veneración: se le dan títulos honoríficos como capítulo de oración, de la alabanza, de las gracias, del tesoro. Es considerado como la quinta esencia de todo el libro, y los musulmanes lo repiten tan comúnmente como los cristianos dicen la oración dominical, en sus devociones públicas y privadas. Es repetida en el Salath al-djouma, es decir, en la oración pública del viernes, a cada rikat o inclinación de cabeza. El doctor Abou’l Saddat ha escrito una obra titulada Dawat al-fatehah, en la cual trata de la excelencia de la primera sura del Corán.

Este código de leyes y preceptos contiene como ya hemos dicho, ciento catorce capítulos y seis mil doscientos cuarenta y tres versículos, en los que se cuentan setenta y siete mil seiscientas treinta y nueve palabras y trescientas veinte y tres mil quince letras. Al principio de los capítulos se encuentran caracteres que los comentadores explican de diferente manera. Los mas sabios de ellos pretenden que son signos misteriosos, cuya inteligencia está reservada a solo Dios. Algunos sostienen que su significación ha sido revelada al Profeta, y le será también a los justos cuando gocen la beatitud del paraíso. Geladeddin sale del paso comúnmente diciendo: «Dios sabe lo que estas letras significan.» El abate Laci asegura haber encontrado el significado, y deduce reglas exegéticas no solo para el Corán, sino también para nuestros libros santos.

Capítulo I, de 7 párrafos. INTRODUCCIÓN. Alabanzas del Eterno. El Profeta comienza con las siguientes palabras: «En el nombre de Dios piadoso, benéfico y misericordioso. Alabanza a Dios, señor de! universo, clemente y justo. Juez supremo, nosotros te veneramos, e imploramos tu protección. Acompáñanos en el recto camino, en la senda de aquellos para quienes siempre fuiste benéfico, etc.»

II, de 286 párs. LA VACA. Este capítulo que es el mas largo de todos, tiene su nombre de la ternera sacrificada por Eleazar, hijo de Aaron, de que se hace mención en el pár. 147. Contiene diferentes preceptos negativos; a imitación del Deuteronomio. El ayuno está prescrito en el mes de ramadán, mandada la limosna, y prohibida la usura, etc. Da principio de esta manera: «A. L. M. No hay ninguna duda con motivo de este libro: es la regla de los que temen a Dios, de los que frecuentemente dicen la oración, de los que hacen partícipes a los pobres de los bienes que recibieron de la liberalidad de Dios.» En pár. 23 se habla del paraíso, o mas bien del Korkam, en el cual se encuentran las hour al oyonin, o mujeres de ojos negros, que están exentas de las necesidades que experimentan las bellezas terrestres, excepto la de amar.

III, de 200 párs. LA FAMILIA DE AMROU. Esta sura comienza por una profesión de fe: «A. L. M. Dios no es Dios sino en sí mismo. Ha hecho descender sobre ti (Mahoma) el libro de la verdad. Ha enviado el libro que contiene la verdad, a fin de confirmar las escrituras que le han precedido. Antes de él hizo descender el Pentateuco y el Evangelio, para servir de guía a los hombres; después envió de los cielos el Corán.» El dogma de la predestinación está establecido en él, y en el pár. 37 se habla de María Madre de Jesús: «El ángel dice a María: Dios te ha elegido, te ha purificado, eres la elegida entre todas las mujeres; tu hijo será digno de respeto en este mundo y en el otro.» La usura se prohíbe nuevamente así como todo beneficio ilícito.

IV, de 175 párs. Las MUJERES. Trata del número de mujeres con que es permitido casarse. Se lee en el pár. 3: «No os caséis con mas de cuatro mujeres, y si no tenéis para sostenerlas, no os caséis mas que con una.» Cuando Mahoma publicó este capítulo, la mayor parte de los árabes tenían ocho y diez mujeres, que comúnmente descuidaban por una esclava favorita. En todo tiempo establecida la poligamia en Oriente, fue circunscrita por el legislador árabe a límites mas estrechos; añadió con respecto a los hombres, la obligación de tratar bien a sus mujeres, y repartir igualmente entre ellas las pruebas de su afecto. Se hace entre otras cosas mención en éste capítulo, del nacimiento de María, hija de Joaquín, y del de Juan, hijo de Zacarías. En el pár. 90, se habla de lo que se debe pagar para sustraerse a ‘a pena del talión.

V, de 120 párs. LA MESA. Es relativa a los alimentos que es permitido usar. Se dice en el pár. 65, con respecto a los judíos. «¿Qué podría describir más terrible que la venganza de Dios contra vosotros? Os ha maldecido en su cólera, os ha trasformado en monos y cerdos, no por otra cosa sino porque habéis querido quemar incienso a los ídolos y comer carnes impuras.» En el pár. 93 está la prohibición de beber vino y licores fuertes. En el pár. 43, se habla de la pena que se ha de imponer a los ladrones: «Cortad las manos a los ladrones, ya fuerern hombres o mujeres en castigo de su crimen.»

VI, de 165 párs. LAS OVEJAS. Principia de esta manera: «Alabanza al Eterno. Creó el cielo y la tierra, formó las tinieblas y la luz; y el impío le da iguales! Perezcan los infames.» Dios bendice los rebaños, promete la salvación a las personas piadosas y benéficas, y manda ser circunspecto haciendo la guerra.

VII, de 206 párs. LUGAR DE CASTIGO. La palabra Alaraf, que, en árabe, es el título de este capítulo, significa un impedimento, una muralla de bronce entre el paraíso, y el infierno. Raf deriya del verboar arf conocer, la muralla está nombrada de esta manera, porque los que son excluidos del paraíso, conocerán a los elegidos y réprobos. Pár. 1.° «A, L. M.S. El Corán te ha sido enviado por el cielo. No temas servirte de él para amenazar a tos malos y fortificar a los fieles.» Se manda en él amar a sus mujeres, respetar su debilidad, ordénase la hospitalidad con los extranjeros.

VIII, de 76 párs. DIVISIÓN DE LOS DESPOJOS. Trata del modo de repartir el botín y fue publicada por los medineses después de la batalla de Bedr. Empieza por este versículo. «Té preguntarán respecto del botín, respóndeles. Pertenece a Dios, a su apóstol, a los huérfanos, a las viudas y a los viajeros. Sea la amistad la medida de vuestras reparticiones, y si sois fieles, obedeced a Dios y a su Profeta.»

IX, de 130 párs. PENITENCIA. El título de este capitulo en árabe al-Barat, indica la conversión de las naciones y su penitencia. Es el único que no tiene el Bismillath: comienza por estas palabras. «A. L. B. Un orden sabio y regular reina en este libro. Es obra del que posee la sabiduría, la doctrina. La unidad de Dios es todo cuanto os recomiendo creer. Soy el ministro encargado de anunciar sus castigos, y sus recompensas. Si persistís en la incredulidad sabed que no podréis suspender las celestes venganzas.» La recompensa que aguarda a los fieles está anunciada el el pár. 113: «Dios compró la vida y la hacienda de los fieles, el paraíso es el precio. Regocijaos de este ajuste; es el sello de la ventura.» El pár. 123 dice, «Dios es principio y fin de todas las cosas. Adora la majestad Suprema. Pon tú confianza en é!; pero piensa que tiene fijos los ojos en tus acciones.»

X, de 109 párs. JONÁS. Se hace mención del profeta de este nombre: aquellos que sigan sus enseñanzas e imiten sus obras pueden estar seguros del premio. Empieza el capitulo con las amenazas siguientes, «A. L R. Estos caracteres son los signos del libro que contiene la sabiduría: ¡desgraciados los incrédulos! Hay algunos que se pasmarán al ver que te he favorecido con mi confianza, y que te he escogida para anunciar las penas a los malos y los premios a los hombres virtuosos. Ahora bien, los incrédulos han dicho: es un impostor Mahoma etc.»

XI de 123 párs. HOUD. Se habla en esta sura del profeta de quien lleva el nombre y es el Heber de los judíos. Al frente figuran las letras ininteligibles A. L. R. También se habla allí honoríficamente de muchos profetas, y para amenazar a los incrédulos se copia una frase de Moisés en el pár. 40 «.Os mofáis de mi, pero yo me reiré de vosotros. En breve sabréis sobre quien caerá la venganza celeste, que confundirá a los culpables y les hará padecer eternos suplicios.» Mahoma no busca más recompensa que la benevolencia de Dios, pár. 52: «¡Oh, pueblo mío, yo no pido el premio de mis fatigas; mi recompensa está en manos de Dios!» Declara que está a cubierto de todo espanto predicando el islamismo, párs. 57 y 68: «Rodeado de vuestras asechanzas, no creáis que os temo. Tengo por apoyo el brazo del Altísimo, mi señor y el vuestro.»

XII, de 111 párs. JOSEF. Allí se trazan diferentes rasgos de la historia de Josef, hijo de Jacob, y algunos milagros de Jesucristo. Empieza de este modo: «A. L. R. Estos son los signos de la evidencia. Hemos hecho descender el Corán en lengua árabe a fin de que lo entiendan todos.» El último pár. termina de esta manera: «La historia de los profetas está llena de ejemplos de que deben hacer memoria los hombres sensatos. Esta sura no es una fábula inventada al capricho: es la luz, y la luz es la gracia de los creyentes.»

XIII, de 45 párs. TRUENO. Comienza en esta forma: «A. L. M. R. Estos son los signos del Corán. De Dios se deriva la doctrina que contiene y a pesar de eso muchas gentes no creen en él.» De consiguiente Mahoma hace saber que Dios dio el Pentateuco a los hebreos en medio de rayos y de truenos; a los cristianos el Evangelio manifestándose por milagros, y el Corán a los árabes por medio de la fe. El Profeta pide a Dios no verse obligado a hacer milagros, porque basta a los hombres tener el Corán para salvarse. Con este motivo dice, párs. 45. «Los incrédulos negarán la verdad de sumisión. Respóndeles: el testimonio de Dios y de los que saben sus escrituras es una prueba suficiente en mi abono.»

XIV, de 52 párs. ABRAHÁM. He aquí el principio de esta soura. «A. L. R. Te hemos enviado este libro para sacar a los hombres de las tinieblas, para iluminarlos y conducirlos por el camino recto y glorioso.» En seguida se trata de la fe que manifestó Abraham cuando el sacrificio de Isaac. Se preceptúa no discutir con los infieles; he aquí el fin, pár. 52. «Anunció estas verdades a los hombres para que les sirvan de advertencia y sepan que no hay más que un Dios. Todos vosotros tenéis un corazón sincero: haced de ello memoria.»

XV, de 99 párs. AL-HEGR, es decir, del valle. Empieza de este modo. «A. L. R. Estos son los signos del libro que enseña la verdad: algún día sentirán los fieles no haber tenido fe en él» Y en el pár. 16 -se dice: «N0 hemos colocado por ventura esos signos en el firmamento más que para la satisfacción de los ojos? En todas las cosas aparece el poder divino.»

XVI, de 128 párs. LA ABEJA. Esta sura no contiene mas que alabanzas sublimes y humildes oraciones al Omnipotente dispensador de todos los bienes. Allí está representado Dios como la abeja dando su miel a quien la respeta, y volviendo su aguijón contra quien la irrita. Pár. 1.º «Se acerca la celeste venganza: no la aceleréis. Alabanza al Altísimo, anatema a los ídolos.» Pár. 4.° «El hombre es de barro y quiere discutir.» Pár. 116 «Los que niegan el islamismo añaden una blasfemia a la mentira.» Pár. 119. «Dios selló los corazones y los oídos de los infieles: están sepultados en el sueño de la indolencia. Su reprobación es cierta.» Acaba con estas palabras. «Sé constante en el bien y Dios te prestará ayuda. Permanece con los que le temen y son bienhechores y misericordiosos.»

XVII, de 110 párs. EL VIAJE. El título árabe de esta sura es Ésra, que significa trasporte, porque Mahoma fue trasportado desde la Meca hasta Jerusalén por el caballo Borak, como se lee en el pár. I.° 1 «Alabanza a Dios, que ha trasladado durante la noche a su siervo desde el templo de la Meca al de Jerusalén.» Pár. 9.° «El Corán lleva por el más seguro camino: promete felicidad a los fieles.» El pár. 14 y los siguientes hablan de la predestinación, y el párrafo 110 se expresa de esta suerte: «Alabanza a Dios que no tiene hijos: él no reparte el imperio del universo; ni tiene necesidad de ninguna ayuda.»

XVIII, de 110 pars. LA CAVERNA. El título árabe de esta sura es Kahaf, y se refiere a la gruta en que reposaron vivos durante trescientos años los mancebos designados con el nombre de los Siete durmientes, sobre los cuales se hizo una maravillosa leyenda. Otros intérpretes sostienen, no obstante, que al-Kahaf significa la salvación de los fieles, de que los Siete durmientes son imagen. Este capítulo debe ser considerado como una epístola dirigida por Dios a los incrédulos, que por no convertirse serán destruidos por Gog y Magog. El pár. 1.° se haila así concebido: «Alabanza a Dios que envió a su siervo el libro que no engaña:» Pár. 23. «No digáis, nunca; haré tal cosa mañana, sin añadir; si Dios quiere.» Pár. 106. «Tocante a los infieles que hicieron de mi religión y de mis ministros objeto de escarnio, el infierno será su recompensa.»

XIX, de 98 párs. MARÍA. Cuenta el prodigio del nacimiento de Juan, cuyo padre, según los doctores musulmanes, era de edad de 120 años y su madre de noventa. Pár. 1.° «K. H. I. A. S. El Señor se mostró misericordioso respecto de su siervo Zacarías cuando le invocó secretamente. «El pár. 36 celebra las alabanzas de Dios diciendo: «Dios no tiene hijos, alabado sea su nombre. Manda, y a su voz se anima la nada. Dios es mi señor y el vuestro, adoradle.» En el pár. 57 se dice al hacer las alabanzas de Henoch:«Fue justo y profeta, imitad sus obras.»

XX, de 135 párs. T. H Las letras que figuran a la cabeza de esta, soura, significan oh hombre. Otros comentadores pretenden que son ininteligibles como todas las que preceden a los diferentes capítulos. Allí están ordenadas las oraciones, si bien su número se halla reducido a cinco por día. Pár. 1.° «T. H. Te hemos enviado el Corán, no para hacer a los hombres desgraciados, sino para llamar a Dios a quien le teme.» Se habla en el pár. 102 del Juicio universal. «El día en que resuene la trompeta se reunirán los malvados y se cubrirán de confusión sus ojos.» Pár. 107. «Cuando sean llamados apenas podrán hablar: débil será su acento y no se oirá más que el sordo ruido de sus pasos.»

XXI, de 112 párs. LOS PROFETAS. Se habla allí de la vida meritoria y santa de muchos profetas, entre los cuales se encuentran Loth, Ismael, Moisés, Salomón, Juan y Jesús. Mahoma truena en su texto contra la idolatría, Párs. 21. «¿Podrán resucitar a los muertos las divinidades que se han escogido?» Párs. 22;  «Si en el universo hay muchos dioses su ruina será inevitable. Alabanza a Dios que está sentado sobre el trono de los mundos a pesar de las blasfemias de los hombres.» Condena en el pár. 23 a los cristianos y a los judíos, diciendo: «Los judíos y los cristianos tienen sus libros sagrados, pero en la mayor parte de ellos no se sabe discernir la verdad y huye la luz.» Párs. 25: «Los infieles dicen: Dios tuvo un hijo por el comercio de los ángeles» ¡Lejos de nosotros tal Blasfemia! Los ángeles son sus siervos. No hablan más que según él y ejecutan sus voluntades.» María y Jesús son celebrados en el pár. 90. «Canta las alabanzas de María que conservó su virginidad: ella y su hijo fueron admiración del universo.»

XXII, de 78 párs. LA PEREGRINACIÓN. Trata de la peregrinación de la Meca y de algunos ritos enlazados a ella. Pár. 27: «Hemos concedido por asilo a Abraham el lugar en que está situado el templo de la Meca, ordenándote al mismo tiempo que exhortase a los fieles a que den la vuelta.» Párs. 28. «Anuncia al pueblo la santa peregrinación que debe emprender sea a pie o en camellos. Vayan a cumplirla los que están vecinos y los que están lejanos.» Se promete a los peregrinos un dichoso viaje. Párs.39. «No temáis: Dios destruirá las emboscadas tendidas al musulmán. Aborrece al truhán y al infiel.» Es lícito a los mahometanos propagar la religión con ayuda de las armas. Párs. 57: «Serán mártires del Islam los que mueran bajo sus estandartes: alcanzarán bienes infinitos. La magnificencia de Dios no tiene límites.»

XXIII, de 118 párs. LOS FIELES: Este capítulo comienza de esta manera: «Felices fueron siempre aquellos que son fieles a Dios grandísimo y único.» Pár. 95. «El que da igual al Eterno no puede justificar su creencia, y un día dará cuenta de su ineptitud. Jamás será la felicidad para los idólatras.» Párrafo 118. «Perdona ¡oh Señor! Ten piedad de nosotros, puesto que tu misericordia no tiene fin.»

XXIV, de 64 párs. LA LUZ. Esta sura da principio con estas palabras: «No camina en tinieblas el que sigue mis huellas;» y concluye de esta manera: «En este libro se encuentra la verdad y la LUZ.» Aiesa se encuentra disculpada en el pár. 12 y siguientes. El Profeta ataca la idolatría en el pár. 39. Las acciones de los infieles se asemejan a los vapores que se elevan en el desierto: el viajero sediento corre allí a buscar agua, pero desde que se acerca desaparece la ilusión. Dios castigará a los perversos como merecen. Es exacto en sus cuentas.» Los párrafos 57 y siguientes hacen conocer los deberes de los hijos para con sus padres.

XXV, de 77 párs. AL-KORÁN. Sin embargo, se lee en algunos testos, AI-FORKAN, y entonces el título de esta sura seria distinción, es a lo que se puede aplicar el pár. 45: «Lee el libro y distinguirás las verdades de lo falso.» No obstante el párrafo da principio de esta manera: «Bendito sea Dios, que envió del cielo el Corán a su servidor, para ilustrar a los hombres.» Pár. 2.º: «El imperio de los cielos y de la tierra está en sus manos. No tiene hijo, y no divide con otros el gobierno del universo. ¡Sacó de la nada todo lo que existe, y lo hace subsistir con orden y simetría.» Después de haber proclamado de esta manera las alabanzas da Dios, se termina el capítulo con el pár. 77 que dice: «Poco le importa a Dios ser invocado por los infieles. Han abjurado la verdadera doctrina, una penitencia eterna los aguarda.»

XXVI, de 227 párs. LOS POETAS. Este capítulo se titula así porque un poeta satírico está condenado en él, y con él todos los detractores. Comienza con las letras ininteligibles siguientes: T. S. M. Estos caracteres son los signos que manifiestan la incredulidad. Siguen anatemas contra los malos y los incrédulos. Pár. 4.º. «Las advertencias que Dios les envía no sirven mas que para alejar su creencia.» Pár. 7.º: «Nuestra magnificencia brilla por todas parles, pero la mayor parte de los hombres no tienen fe.» Párrafo 184: «Los infieles me acusan de impostura, pero en el gran día sufrirán el castigo merecido, el suplicio de las tinieblas.»

XXVII, de 93 párs. LA HORMIGA. Este título está tomado del valle de las hormigas, en Siria, donde fue Moisés, según dicen, trasladado en sueños. Párrafo 1.º: «T. S. Estos caracteres son los signos del Corán, que enseña la verdadera doctrina.» Pár. 2.°: «Es la antorcha de los creyentes y la prenda de su felicidad.» Se habla en él de la reina Balkis, soberana de Saba, región del Yemen, en el pár. 23: «Una mujer la posee, está sentada en un magnífico trono.» Pár. 24: «Ella y su pueblo adoran el sol. Satanás hizo este culto agradable, y los separó del camina recto.»

XXVIII, de 87 párs. LA HISTORIA. El título de esta sura está sacado del pár. 26, donde se alude a la historia o vida de Moisés; se habla también del origen de los árabes. Pár. 1.º: «T. S. M. Estos caracteres son los signos del libro de la evidencia.» Se hace mención en él de la fuga de Mahoma y de su vuelta a la Meca. Pár. 85: «El que te enseñó el Corán, producirá tu deseada vuelta. Dios conoce a los que siguen la luz y a los que caminan en las tinieblas.»

XXIX, de 69 párs. LA ARAÑA. Este título está tomado del pár. 4.°, en el cual se dice: «Los que hacen consistir su apoyo en los ídolos se asemejan a la araña que se construye una mansión tan ligera que el menor soplo la destruye.» Las discusiones con los infieles se prohíben en el pár. 45. «No discutáis ni con tos judíos, ni con los cristianos. Confundid a los impíos diciéndoles: creemos en el Libro y también en vuestras escrituras; nuestro Dios y el vuestro no son más que uno, pero nosotros somos los verdaderos fieles.»

XXX, de 60 párs. LOS ROMANOS. Se habla en esto capítulo de los griegos, súbditos del emperador romano, que deben ser vencidos por los árabes. Pár. 1.°: «A. L M. Los romanos fueron vencidos aunque combatían contra los idólatras (los persas).» Pár. 2.º: «En el espacio de diez años, su derrota será rescatada por la victoria (de los árabes).» Pár. 59: «Dios selló su corazón con una ignorancia ciega.» Pár. 60: «La promesa de Dios es infalible.»

XXXI, de 34 párs. LOKMAN. Algunos comentadores pretenden que Lokman no sea otro que el hijo de Baour, que vivía en tiempo de David. Los autores griegos le creen el mismo Esopo. Uno y otro no han hecho más que referir fábulas morales. Pár. 1.°: «A. L. M. Estos caracteres indican el libro del sabio.» Pár. 2.°. «Es la prenda de los favores divinos, y la conductora de los beneficios. Recuerda lo que dice Lokman a su hijo.» Se habla después de ia creación, cuando Dios, pronunciando la palabra konu, que sea, creó el género humano, que un día resucitará con la misma palabra. Par, 27: «Dios creé todo el género humano en un solo hombre, con sola una palabra. La resurrección universal no le costará mas.»

XXXII, de 30 párs. LA ADORACIÓN. «A. L. M. El Soberano del universo hizo descender del cielo el Corán. Este libro no deja ninguna duda.» Tal es el principio de este capítulo. En el pár. 4.° la duración del mundo está fijada en seis mil años. En lo demás, se manda respetar el Corán como la palabra de Dios. «El que desprecia este libro desprecia al mismo Dios.» Se habla también en él del último momento de la vida, al que todo hombre debe llegar: «El ángel-de la muerte, que vela por cada una de nuestras acciones, cortará el hilo de vuestros días, y compareceréis en presencia del Eterno.»

XXXIII, de 73 párs. LOS CONJURADOS. Los judíos y los ídolos conjurados contra Mahoma, criticaron su matrimonio con Zeinab, repudiada por Zeid, hijo adoptivo del Profeta. En su consecuencia se declara en esta sura que se permiten tales matrimonios, y que un hijo adoptivo tiene los derechos de un hijo natural. En el pár. 40, se dice que Mahoma es el enviado de Dios y el sello de los profetas (Khatem-al Nabiim), es decir, el último. La sura se termina con este versículo: «Dios castigará a los impíos y a los idólatras; los pecados de los fieles serán perdonados, porque es clemente y misericordioso.»

XXXIV, de 54 párs. SABA. Este capítulo toma su nombre de una región de la Arabia a donde la reina Balkis fue a visitar a Salomón; habla contra los malos, y termina de esta manera, pár. 52: «Vivaron en la impiedad, y se mofaron de nuestra sublime doctrina.» Pár. 53. «Sufrirán la suerte de aquellos que vivieron en la duda hasta el fin.»

XXXV, de 46 párs. LOS ÁNGELES. «Alabanza a Dios, arquitecto de los cielos y de la tierra; los ángeles son sus mensajeros,» De esta manera es como da principio este capítulo. En los párs. 9 y siguientes, se habla de los ángeles que construyeron las ocho puertas del paraíso. Esta sura da fin alabando !a clemencia y la justicia divina: «Si castigara al momento a los culpables, no quedaría alma viviente en la tierra. Retarda los castigos hasta el momento que ha determinado.» Pár. 46: «Cuando haya llegado el momento, sabe distinguir las acciones de sus servidores.»

XXXVI, de 83 párs. IAS. Este capítulo no tiene título, aunque sea llamado Ias por algunos, reuniendo las dos letras iniciales del pár. 1.º, que los árabes pronuncian con la interposición de l’a. «I. S. Lo juro por el Corán, que contiene la sabiduría.» Pár. 2.°: «Tú eres el enviado del Altísimo.» Pár. 3.°: «Tu voz llama a los hombres por el sendero de la elevación.» Este capítulo es llamado también por los mahometanos el Corazón humano; y se lee en los funerales. Quiere la tradición que cuando sea leído a un moribundo, bajen diez ángeles del paraíso a cada palabra que se pronuncia, se coloquen en derredor del paciente, y oren por él después de su muerte, asisten a las abluciones del cadáver y siguen sus exequias.

XXXVII, de 182 párs LAS ÓRDENES. Este capítulo es un poema muy elegante. Pár. 1.°: «Juro por Ias órdenes y las jerarquías de los ángeles.» Párrafo 2.°: «Juro por los que amenazan:» Pár. 3.°: «Juro por los que leen.» Pár. 4.°: «Nuestro Dios es un Dios único.» Pár. 5.°: «Es el rey, el dueño del universo, etc.» Después de haber descrito las jerarquías de los ángeles, que todos están prontos a ejecutar las órdenes de Dios, después de hablar de la obediencia debida a los superiores acaba así. Pár. 180: «Alabanza al Dios poderoso; lejos de nosotros las mentiras.» Pár. 181: «Sea la paz con los servidores del Señor.» Pár. 182: «Gloria a Dios soberano de los mundos.»

XXXVIII, de 88 párs. SAD. Este capítulo se llama así, porgue a su cabeza figura la letra misteriosa S, que es la décima cuarta del alfabeto árabe. Algunos intérpretes pretenden que significa verdades, otros resistencias. Pár. 4.°: «S. Lo juro por el Corán, es el centro de la verdadera fe, pero los infieles viven en el error.» Se lee en él la historia de Bethsabée, la prevaricación y la penitencia de David, de la advertencia de dos genios que la refieren bajo nueva forma, el robo de una oveja. Termina de esta manera: Pár. 87: «Este libro es una advertencia para los mortales.» Pár. 88: «Veréis un día si su doctrina os la verdadera.»

XXXIX, de 75 párs. LAS MUCHEDUMBRES. «Dios sabio y misericordioso te ha enviado el Corán para dirigirte.» Tal es el principio de este capítulo. Pár. 2.º «La verdad ha sido traída del cielo, ofrece a Dios sinceras acciones de gracias.» Pár. 28: «El Corán te ofrece diferentes ejemplos, con objeto d« instruirte.» Pár. 29: «La doctrina es sencilla y clara; predica el temor de Dios.» Continua diciendo: «Los infieles y los impíos, caerán por muchedumbre en los infiernos; los musulmanes, los hombres piadosos y misericordiosos ascenderán en muchedumbres al paraíso.»

XL, de 85 párs. EL FIEL. El título de este capítulo se deriva de un tío de Faraón, llamada Al-Amin, que convirtió escuchando los discursos de Moisés, ensalzando el poder de Dios único. Pár. 1.°: «H. M.  Dios poderos y sabio te ha enviado el Corán.» Pár. 2.°: «El es quien perdona los pecados , quien acoge los corazones arrepentidos, y quien ejerce contra los malos una terrible venganza.» Pár. 3.°: «Eles el Dios infinito y único ; el es el principio* y fin de todas las cosas.» Se habla en los párs. 78 y siguientes, de los veinte y cuatro mil profetas enviados por Dios a los hombres; cuatro mil fueron escogidos entre los hebreos y el resto entre las demás naciones. «Muchos Erofelás te han precedido. Te hemos hecho saber la historia de algunos, te dejamos ignorarla de otros. Todos los prodigios que operaron fueron efecto de nuestro mandato. Cuando Dios mandó se acabaron las controversias. Perecerán los que hayan querido abolir el Islam.»

XLI, de 54 párs. LA DISTINCIÓN. El fiel y el prudente saben distinguir el bien del mal. Esta sura empieza con el elogio del Corán. Pár. 1.°: «H. M. Dios clemente y misericordioso te ha enviado el Corán.» Pár. 2.°: «Es la colección de la doctrina; instruye a los cuerdos;» Pár. 3.°: «Promete y amenaza, pero la mayor parte se alejan de él y-no quieren oírlo.» Se habla en esta parte de la justicia divina y de la resurrección. Pár. 46: «El Hombre virtuoso y el malo, trabajan igualmente para sí mismos; pero Dios no hará injusticia». Pár. 55: «No dudéis de la resurrección : ¿no abarca el universo entero la ciencia del Omnipotente?»

XLII, de 53 párs. LA CONSULTA. Este capítulo es uno de aquellos a cuya cabeza figuran en gran número las letras iniciales, cuyo sentida es ininteligible para los mortales. Hay cinco de ellas, H. M. A. S. K. Tiene por objeto probar la superioridad del islamismo sobre las demás religiones. Pár. 13: «La predicación de la unidad de Dios hizo nacer fuertes oposiciones. Si el decreto que difiere el castigo de los incrédulos no hubiera sido pronunciado, el cielo hubiera puesto término a toda disputa. Los judíos y los cristianos dudan consultando sobre la verdad.» Allí se recomienda el desprendimiento de los bienes mundanos, así como la obediencia a los preceptos religiosos y la fe en un Dios. Pár. 34: «Los bienes terrenales son transitorios: los tesoros del cielo son eternos: Dios los destina a los fieles que tienen en él confianza.» Pár. 42: «Sé obediente respecto de Dios antes del día en que no puedas negarte a comparecer en su presencia. Él malo no encontrará asilo que le salve, no podrá negar sus delitos.» Pár. 53: «¿No está el término de todas las cosas en la senda de Dios , soberano del universo?»

XLIII, de 89 párs. EL ORNAMENTO. «El Corán es el ornamento de la tierra, como palabra de Dios que instruye.» Tales son las palabras del pár. 1,° «Hasta es el ornamento del cielo, donde su texto original está conservado sobre la mesa preservada,» como se dice en el pár. 3.° También se habla de los castigos de los impíos y de la felicidad de los justos , en el pár. 67. «Amigos entre sí los malos sobre la tierra, serán enemigos en el otro mundo; pero la tierna amistad seguirá a los justos.» Se habla así mismo de los tormentos que tendrán que padecer en el párrafo 74. «Los malvados serán siempre víctimas de los tormentos. Pár. 75: «Estos rigores no se dulcificarán nunca.» Pár. 76: «Su suerte no será inmerecida, porque fueron injustos respecto de sí propios.» Pár. 77: «Dirán a su custodio: ruega a Dios que nos destruya, y responderá: viviréis eternamente.»

XLIV, de 58 párs: EL HUMO. Este capítulo trata del fin del mundo, cuando el humo del cielo, es decir las tinieblas, anuncien el día de la resurrección. Pár. 8.°: «Fluctuando en la duda se mofan los infieles de nuestra doctrina.» Pár. 9.°: «Pero tú les verás llenos de embarazo en Aquel día en que cubra al firmamento negro humo.» Allí se habla de las delicias que saborearán los elegidos. Pár. 54: «Los justos vivirán en una morada de paz.» Pár. 52: «Los jardines y las fuentes serán su patrimonio.» Pár. 53» «Estarán vestidos de seda y conversarán entre sí con benevolencia.» Pár. 54: «Las hour al oyoun de alabastrino seno serán sus esposas, etc.»

XLV, de 37 párs. LA GENUFLEXIÓN. Todo lo que emana de Dios debe ser aceptado, sea bien o mal, doblando las rodillas, como si nosotros mismos lo hubiéramos deseado. Este capítulo termina con estos tres versículos. «Alabanza a Dios soberano del cielo y de la tierra, rey del universo.— Solo a él corresponde ser ensalzado en el cielo y en la tierra.— Es omnipotente: su sabiduría es infinita.»

XLVI, de 35 párs. AL AHKAF. El título de este capítulo indica un país citado en el pár. 24: «Acordaos de Houd cuando fue a predicar al pueblo de Ahkaf. Algunos apóstoles le precedieron, otros le siguieron.» Algunos creen que este país es el mismo que Aden, distrito del Yemen: otros comentadores quieren que el título de esta sura signifique polvo o arena. Hablase allí de nuevo de la resurrección. Pár. 32: «¿Ignoran que Dios sin esfuerzo crió el cielo y la tierra y puede también hacer que resuciten los muertos? Su poder es ilimitado.»

XLVII, de 38 párs. LA GUERRA. «Dios combatirá (2) las acciones de los infieles que  alejan a sus semejantes del camino de la salvación.» He aquí otros pasajes de este capítulo. Pár. 3.°: «Los incrédulos tienen por guía la mentira: los musulmanes caminan con la antorcha de la verdadera fe.  Dios ofrece este contraste evidente a los hombres.» Párrafo 43: «La recompensa de los que mueran peleando por la fe será eterna. Dios será su guía y los introducirá en un jardín de delicias.» Pár. 8.°: «¡Oh creyentes! Combatid por la causa de Dios; os ayudará sin que permita que apeléis a la fuga.» Pár. 9.º «Dios ha enviado sobre el Profeta y sobre los fieles su misericordia, haciendo bajar del cielo un espíritu con tropas invisibles de ángeles que afligieron con penas severísimas a los infieles, porque tal es la retribución que deben esperar los unos y los otros.» Mahoma amenaza a sus compatriotas de la Meca, diciendo en el pár. 44: «¡Cuantas ciudades mas poderosas que la que te expulsó de su seno fueron destruidas! Nada puede contener nuestra venganza.»

XLVIII, de 29 párs. LA VICTORIA. «Te hemos concedido una luminosa victoria,» la de Berd: Mahoma da gracias a sus trescientos trece discípulos que le habían jurado preferir la muerte a huir en el combate. Pár. 18: «Dios contempló con benévolos ojos a los fieles cuando le juraron fidelidad. Leerá en el fondo de su corazón. Coronó su adhesión una luminosa victoria.»

XLIX, de 18 párs. EL SANTUARIO. «El interior de tu morada es un santuario,» dice en el pár. 4.º , lo que se entiende del harem o harram, cuya significación en árabe es lugar sagrado, lugar prohibido. Soto el amo de la casa puede penetrar allí para gozar de la compañía de sus mujeres o de sus hijos. A menudo pasan en este sitio los mahometanos la tarde y y rara vez la noche. Se advierte a los príncipes que se preserven de los delatores. Pár. 6.° : «Si te se dice alguna cosa, somete a un riguroso examen la denuncia. Tiembla de dañar a tu prójimo y de prepararte a un amargo arrepentimiento.» Pár. 12.º «¡Oh fieles, ser circunspectos en vuestros juicios: limitad vuestra curiosidad; no destrocéis la reputación de los ausentes! ¿Quién de vosotros querría comer las carnes de su hermano muerto?» El Profeta excita a combatir por la religión. Pár. 15: «Los verdaderos fieles son los que exentos de dudas creen en Dios y en su apóstol, y sacrifican por defenderlos haciendas y vidas.»

L., de 45 párs. Esta sura se llama KUOB , de la vigésima prima letra del alfabeto árabe, y comienza de este modo : «K. Sorprendido de ver a un profeta en su nación lo calificaron los idólatras de prodigio.» Pár. 4.°: «La verdad fue tratada de mentira: el espíritu de confusión se apoderó de ellos.» Pár. 39: «Publica las alabanzas del Señor al principio de la noche, y haz oración.»

LI., de 60 párs. EL SOPLO DE LOS VIENTOS. Marraccí traduce en latín el título de este capítulo por Spargentes sparsione. Es un elegantísimo trozo que comienza así. Pár. 1.°: «Lo juro por el soplo de los embravecidos vientos.» Pár. 2.°: «Por las nubes que traen la lluvia.» Pár. 3.°: «Por las nubes que hienden las olas.» Pár. 4.°: «Por los ángeles que ejecutan la voluntad de Dios.» Pár. 5.°: «Serán cumplidas las promesas que os hago.» Par, 40: «Los vientos que llevaron la esterilidad a las campiñas de Ohod, manifestaron nuestro poderío.» La imprecación termina con estas palabras. Pár. 60: «¡Desgraciados los que no creen en el día de las venganzas!»

LII., de 49 párs. LA MONTAÑA. Pár. 1.° «Lo juro por la montaña» la de Moisés, es decir, el Sinaí. Pár. 2.°: «Lo juro por el libro escrito sobre el pergamino.» Pár. 3.°: «Lo juro por el templo visitado y por su sublime techumbre.» Este templo es la casa de Al-mamour. Pár. 4.°: «Lo juro por la venganza celeste que llegará muy pronto.» En seguida se habla de nuevo de las delicias del paraíso. Pár. 16: «Los justos morarán en los jardines del deleite.» Pár. 17; «En seguridad contra las penas del infierno gozarán de los favores del cielo.» Pár. 18: «Hartaos, se les dirá; hartaos de los dones que os son ofrecidos: esta es la recompensa de la virtud.» Pár. 19: «Estas vírgenes de alabastrino seno y negros ojos son vuestras esposas.»

LllI, de 62 párs. LA ESTRELLA. Desde una estrella, es decir, desde un planeta, habló Gabriel, según los intérpretes, por primera vez a Mahoma. Párrafo 1°: «Lo juro por esa estrella.» Pár. 2.°: «No he sido engañado,» Pár. 3.º «No sigo mis propios sentimientos.» Pár. 4.° «Todo lo que digo es palabra divina.» Alaba la justicia divina respecto de las personas honradas. Pár. 38: «Nadie llevará la carga ajena.» Pár. 39: «Cada cual recibirá el premio de sus acciones.» Pár. 40: «Las acciones de los mortales aparecerán sin velo.» Pár. 41: «Todos recibirán una justa recompensa.» Pár. 42: «Dios es el término de todas las cosas.»

LIV, de 55 párs. LA LUNA. Pár. 1.°: «Se aproxima la hora y la luna se divide.» Esta será una de las señales que anuncien la resurrección universal. Párrafo 2.°: «A la vista de este prodigio volverán los infieles la cabeza diciendo; este es un encantamento poderoso.» Pár. 3.° «Arrastrados por sus pasiones negarán el milagro.» Sigue el anuncio de los castigos contra los incrédulos y los malos. Pár. 30: «¿Qué castigo me persigue?» Pár. 31: «Solo se deja oír un grito y todos quedan reducidos a polvo.» Párrafo 33: «Los conciudadanos de Lot se mofaron de sus advertencias.» Pár. 34: «Lanzamos contra ellos el viento y el fuego que les destruyeron.»

LV, de 78 párs. La MISERICORDIA. Este capítulo tratado los divinos atributos: Dios misericordioso está ocupado en escuchar a los que le imploran, y en oír favorablemente a los que le dirigen votos, en gobernar el universo y al mismo tiempo en cumplir sus eternos e inmutables decretos. Pár. 29: «Todos los que están en el cielo y en la tierra le dirigen votos. Los cuidados del universo le ocupan incesantemente.»

LVI, de 96 párs. EL JUICIO: «Cuando llegue el día del Juicio universal,» así comienza este capitulo. Pár. 2.°: «Nadie podrá negar la realidad de lo que digo.» Después de haber hablado del juicio y de la resurrección, recuerda otra vez las delicias del Kafka», donde reclinados los elegidos bajo los verdes árboles de Xabk, tendrán a su lado hermosuras siempre vírgenes y amorosas. El capitulo termina con estas palabras: pár. 96: «Ensalza el nombre de Dios, de Dios grande y misericordioso.»

LVII, de 29 párs. LA PENITENCIA. Dios gusta de que se haga penitencia de los pecados. Pár. 4.° : «El cielo y la tierra alaban al Eterno. Es poderoso y sabio.» Pár. 2.°: «El universo es su dominio: da según su voluntad la vida y la muerte.» Pár. 3.° : «Es el principio y el fin y todo lo abarca su ciencia.» Párrafo 19: «Dios dispensa sus favores a quien le place: su beneficencia no tiene límites.»

LVIII, de 22 párs. EL LITIGIO. Este capítulo bosqueja la disputa entre Mahoma y Kaoula con motivo el divorcio y excita a los musulmanes a ser fieles. Pár. 21: «Los que alcen el estandarte de la rebelión contra Dios y su Profeta serán cubiertos de oprobio.»

LIX, de 25 párs. LA REUNIÓN. Se dice en su texto como los judíos se reunieron con otros de su nación y con idólatras para hacer la guerra a Mahoma. Allí celebra las alabanzas de Dios. Pár. 24: «No hay mas que un Dios: es el rey,, es el salvador, es el custodio del mundo. Alabanza a Dios y anatema a los ídolos.» Pár. 25: «Los más bellos nombres son los atributos de Dios: todos los seres creados en el cielo y en la tierra publican sus alabanzas.»

LX, de 13 párs. LA PRUEBA. Pone a prueba a las mujeres que han huido del seno de los infieles para saber si les hace abandonar a sus esposos el único deseo de abrazar el islamismo, o si proceden así por odio a ellos o por amor a algún musulmán. Pár. 40: «¡Oh fieles! cuando las mujeres pidan asilo entre vosotros, probadlas para saber si profesan la verdadera fe sinceramente.»

LXI, de 14 párs. EL ORDEN. Este capítulo encomia el orden y la regularidad con que surgieron los profetas anteriores a Mahoma, entre los cuales figuran en primera línea Moisés y Jesús. Pár. 5.° «¿Por qué me afligís tanto? decía Moisés a los israelitas: soy intérprete de la voluntad de Dios, no lo ignoráis. Pero abjuraron de la verdad y Dios extravió sus corazones.» Pár. 6.°: «Soy el apóstol de Dios, repetía Jesús» hijo de María, a los judíos: vengo a confirmar la autoridad del Pentateuco que me precedió: os anuncio la dichosa venida de Ahmet que me seguirá.»

LXII, de 11 párs. LA ASAMBLEA. Es decir, la reunión de los musulmanes el día de arouba, o sexto día feriado de cada semana. En este capítulo son comparados los judíos a los asnos, que llevan los libros y no saben aprovecharse de ellos. Acaba de este modo. Pár. 11: «Cuando se hace oír el interés abandonan el ministro del Señor. Pero diles: los tesoros que Dios ofrece son mucho más preciosos que las ventajas momentáneas. Dios es el dispensador más magnífico de dones.»

LXIII, de 11 párs. LOS IMPÍOS. Trata de los enemigos del Islam entre los cuales figuran en primera línea los judíos impíos. Pár. 11: «Dios no diferirá por mas tiempo el término señalado para su castigo. Ve todas las acciones.»

LXIV, de 18 párs. LA MALA FE. Ensalza el poder divino. Pár. 1.°: «Alaban a Dios cielo y tierra. Le corresponde la dominación y la alabanza. Su poder es grande.» El Profeta se irrita contra los que no abrazan sinceramente el Islam. Pár. 12: «Obedeced a Dios y a su Profeta. Su ministro se limita a predicar la verdad; pero vosotros estáis de mala fe.» Párrafo 13: «No hay más que un Dios, confíen en él los fieles.»

LXV, de 13 párs. EL REPUDIAMIENTO. Pár. 1.°:«No repudiéis vuestras mujeres más que en el tiempo señalado, es decir, cuatro meses después de la declaración prescrita.» En seguida se dice lo que hay que dar a la mujer repudiada.

LXVI, de 12 párs. LA PROHIBICIÓN. En este capítulo se halla la prohibición hecha a Mahoma de repudiar a Hafsá. Pár. 3.°: «Habiendo confiado el Profeta un secreto a una de sus mujeres, lo reveló.» Vienen en seguida las alabanzas de María. Pár. 12: «Dios ofrece a la admiración universal a María, hija de Amran, que conservó su virginidad. Gabriel la infundió el aliento divino. Ella creyó en la palabra de Dios y fue obediente.»

LXVII, de 30 párs. EL REINO. Pár. 1.°: «Bendito sea aquel en cuyas manos están las riendas del universo y cuyo reino no tiene límites.» Pár. 16: «Estad seguros de que el que reina en los cielos puede producir sacudimientos en la tierra y sepultaros en sus abismos.»

LXVIII, de 52 párs. LA PLUMA. Se menciona en él la pluma con la cual Dios hace escribir el nombre de los elegidos. Pár. 1.°: «No lo juro por la pluma con que escriben los ángeles y pár. 2.°: «No es Satanás sino el cielo el que me inspira.» Pár. 3.°: «Una eterna recompensa me aguarda.» Pár. 52: «El Corán es el depósito de la fe; fue escrito para los hombres, para instruirlos.»

LXIX, de 52 párs. EL INEVITABLE. El día inevitable de la resurrección será fatal para los incrédulos. Pár. 1.°: «El día inevitable.» Pár. 2.° : «¡Cuan terrible será este día!» Pár. 3.º: «¿Quién pudiera describirle? Nadie puede contener la venganza celeste.»

LXX, de 44 párs. LOS GRADOS. Pár. 3.°: «Dios es el autor y dispensador de las recompensas y de los castigos fija los grados (las categorías) del cielo.» Se habla después de la resurrección de los cuerpos y de las almas. Pár. 43: «En este día los hombres saldrán de sus sepulcros con tanta presteza como soldados que corren al botín después de la victoria.» Pár. 44: «Sus ojos estarán humildes y bajos; les cubrirá el oprobio. Tal es el día que les está anunciado.»

LXXI, de 28 pars. NOÉ. Pár. 1.°: «Hemos investido a Noé con el carácter de apóstol, diciéndole: anuncia nuestras amenazas a los pueblos antes de que llegue el día de las venganzas.» Pár. 25: «El diluvio vengó sus crímenes: después los expiaron en las llamas.»

LXXII, de 28 párs. LOS GENIOS. En este capítulo se habla de aquellos seres que no son ángeles ni hombres, y que son los custodios de estos últimos en el mundo. Pár. 1.°: «Declara, ¡oh Mahoma! todo lo que el cielo te ha revelado. Habiendo oído los genios la lectura del Corán exclamaron: hé aquí una doctrina maravillosa.»

LXXIII, de 20 párs. EL ENVUELTO. Pár. J.°: «¡Oh tú que estás envuelto en tus vestidos.» Pár. 2.°: «Levántate para orar aunque sea de noche.» Esto es relativo a la primera revelación que Mahoma tuvo de noche en la caverna del monte Hasah. Pár. 8.°: «Acuérdale a menudo del nombre de Dios: abandónalo todo para pensar en él.»

LXXlV, de 55 párs. EL MANTO. «Levántate, cúbrete, predica y ensalza al Señor tu Dios.» Tales son las primeras palabras de este capítulo, fragmento de elocuencia pindárica que termina de este modo. Pár. 5.°: «Los elegidos del Señor oirán las inspiraciones divinas. Dios merece ser temido. Su más precioso atributo es la misericordia.»

LXXV, de 40 párs. LA RESURRECCIÓN. Pár. 4.º: «No juraré yo por el día de la resurrección.» Pár. 35 «Mortales, os lo repito: la muerte os sigue, está próxima a heriros.» Pár. 40: «¿Carecería de poder el Criador del género humano para hacer revivir a los muertos?»

LXXVI; de 30 párs. EL HOMBRE. «El hombre existió largo tiempo sin tener pruebas de nuestra poderío.» Tal es el principio de este capítulo. Párrafo 29; «El Corán os ofrece la instrucción; daos prisa si queréis aprovecharos de este volumen.» Párrafo 30: «Solo la voluntad de Dios puede determinar la vuestra. Será misericordioso. Prepara para los impíos suplicios horribles.»

LXXVII, de50 párs. Los MENSAJEROS. Pár. 1.°: «Por los mensajeros que se siguen (los ángeles):» Pár. 2.°: «Por los vientos que traen la fecundidad.» Pár. 4.°: «Por los versos del Corán.» Pár. 5.°: «Por los mensajeros que avisan.» Pár. 6.°: «Las penas que os anuncio llegarán muy pronto.» Pár. 36. «Desgraciado en este día del que haya tratado a la verdad de impostura.» Pár. 50: «¿En qué otro libro creerán después del Corán?»

LXXVIll, de 41 párs. LA GRAN NOTICIA. Pár. 1.° «¿De qué hablar ahora?» Pár. 2.°: «¿acaso de una GRAN NOTICIA?» Pár. 3.°: «¿Cuál es el objeto de vuestras discusiones?» Pár. 4.°: «Sabrán la verdad.* Pár. 5.º: «La sabrán infaliblemente.» El poeta elocuente prosigue de este modo describiendo el día de la resurrección.

LXXIX, de 47 párs. LOS MINISTROS. Se trata de los ángeles, ministros de Dios que arrancan violentamente a las almas de los cuerpos moribundos de los infieles, a la par que extraen con suma dulzura las de los musulmanes. Pár. 1.°: «Por los ministros que asaltan violentamente las almas.» Pár. 2.*: «Por los que las quitan suavemente:» Pár. 3.°: «Por los que hienden con rapidez el aire.» Pár. 4.°: «Por los que preceden a los justos:» Pár. 5.°: «Por los que presiden el destino del universo.» Pár. 6.°: «Llegará un día en que el sonido de la trompeta siembre por todas partes el espanto.» Pár. 42: «¿Pero cuándo llegará este fatal momento?» Pár. 44: «Dios lo sabe: él ha fijado el término.»

LXXX, de 42 párs. EL ROSTRO VUELTO. En este capitulo se lamenta Mahoma de sí propio por haber descuidado dar enseñanza a un khoureysch ciego que solicitaba ser instruido en el Islam. Pár. 1.°: «El poeta ha mostrado una frente severa.» Pár. 2.º: «Porque se presentó un ciego.» Pár. 3.°: «¿Y quién te aseguró que no fuera virtuoso?» Se habla en seguida de Abdalla, uno de los secretarios del Profeta, que alteró según le plugo algunos versos del Corán. Pár. 45: «Escrito por una mano fiel y justa.» Pár. 46: «Perezca el que le hizo apóstata.»

LXXXl, de 28 párs. LAS TINIEBLAS. Pár. 4°: «Cuando el sol se cubra de tinieblas.» Pár. 2.° «Cuando se desprendan las estrellas del firmamento, etc» Esta sura anuncia los signos que precederán al día de la resurrección. Anula el uso bárbaro que tenían los árabes de enterrar a las hijas inmediatamente después de su nacimiento cuando no tenían medios para

sustentarlas. Pár. 8.°: «Se preguntará qué delito cometió la pobre niña.»

LXXXII, de 19 párs. EL ROMPIMIENTO. «Cuando el cielo sea roto y desgarrado habrá llegado el momento de que sea juzgado el hombre.» Sobre este tema gira este capítulo. Nada deben temer los justos, porque, pár. 10, «encima de su cabeza habrá ilustres custodios.»

LXXXIII; de 36 párs. LA MEDIDA INJUSTA. Se trata en este capítulo de hurtos, de usuras, de asesinatos, como de acciones injustas. Se habla de los libros en que estarán registradas las obras humanas. Pár. 7.°: «No podréis dudar de ello; el libro del perverso será el Sedjin.» Pár. 18: «Estas amenazas son verdaderas: el libro de los justos es el Aliim.»

LXXXIV, de 25 párs. LA APERTURA. «Cuando el cielo sea abierto, de manera que deje ver la Majestad divina, el hombre deberá dar cuenta de lo que hubiere hecho.» Así da principio este capítulo. Se habla también en él de la resurrección. Pár. 19: «Cuando cambiéis de estado, es decir, cuando el hombre pase de la vida a la muerte, y de la muerte a la vida.» Pár. 25: «Los hombres virtuosos gozarán de la felicidad eterna.»

LXXXV, de 22 párs. SIGNOS CELESTES. Pár. 1.°: «Por los signos que existen en los cielos (los del zodiaco).» Pár. 2.°: «Por el día de la resurrección.» Pár. 3.°: «Por el que da testimonio (Mahoma).» Pár. 21: «Este libro es el glorioso Corán.» Pár. 22: «Está preservado sobre la mesa.»

LXXXVI, de 17 párs. EL ASTRO NOCTURNO. Pár. 1.°: «Por el cielo y la estrella nocturna.» Pár. 2.°: «¿Quién te hará la descripción? Pár. 3,°: «de la luz cuyas chispas penetran por todas partes, etc.»

LXXXVII, de 19 párs. EL ALTÍSIMO. Pár. 1.°: «Alaba el nombre del Señor Dios altísimo.» Pár. 2.°: «Crió todas las cosas y dio la perfección a sus obras.»

LXXXVIII, de 27 párs. EL VELO OSCURO. Pár, 1:°: «¿Se te ha hecho la descripción del Velo tenebroso?» Se habla en él de las venganzas celestes. Pár. 24: «El apóstata, impío, el incrédulo,» Pár. 25. «serán víctimas de las venganzas celestes.» Pár. 26: «Comparecerán en nuestro tribunal» Pár. 27, «y haremos den cuenta de todo.»

LXXXIX, de 30 párs. LA AURORA. Pár. 1.°: «Por la aurora y diez noches.» Pár. 2.°: «Por la reunión y la separación.» Pár. 3.°: «Por la llegada de la noche.» Pár. 4.°: «¿No es esta una sentencia para quien tiene inteligencia? Todas las cosas han sido creadas por nosotros dobles; solo Dios es único.»

XC, de 20 párs. LA CIUDAD. Se habla en él de la Meca, comparada al delicioso país donde habitarán los justos en la vida futura. Pár. 1.°: «No juraré por esta ciudad.» Pár. 2.°: «Ella es su asilo.» Después trata el capítulo de algunos deberes de los musulmanes. Pár. 11: «¿No le hemos sometido a la última prueba?» Pár. 12: «¿Cuál es esta prueba?» Pár. 13: «La de rescatar el esclavo.» Pár. 14: «Alimentar el que tiene hambre.» Pár. 15: «Abrazar la fe y predicar la perseverancia.» .

XCI, de 16 párs. EL SOL. En todo este capítulo, a diferencia de los demás, se encuentra continuamente la misma rima. Pár. 1.°: «Por el sol y sus brillantes rayos.» Pár. 2.° «Por la luna que le sigue » Pár. 3.°: «Por la luz que se muestra en su gran, claridad, etc.»

XCII, de 21 párs. LA NOCHE OSCURA. Pár. 1.°: «Por la noche que tiende sus tenebrosas alas.» Párrafo 19: «Dios no deja jamás un beneficio sin recompensa.» Pár. 20: «Agradar a Dios debe ser nuestro único deseo.» Pár. 21: «La posesión del paraíso hará tu felicidad.»

XCIII, de 11 párs. EL SOL ALTO. «Por el sol en lo más alto de su carroza.» Pár. 2.°: «Por las tinieblas de la noche.» Pár. 3.°: «El Señor no te ha abandonado; no eres odiado por él.» Este capítulo es relativo a los quince días pasados sin que Mahoma tuviese sus pretendidas revelaciones celestes.

XCIV, de 8 párs. LA DILATACIÓN. Pár. 1 .*: «Hemos dilatado su corazón, es decir, iluminada, curándole de la ceguedad de la ignorancia.» Pár. 2.º: «Te hemos descargado del peso de la idolatría.» Pár. 8.°: «Eleva a Dios un corazón lleno de amor.»

XCV, de 8 párs. LA HIGUERA. Pár. 1.°: ¿Por la higuera y el olivo.» Pár. 2.°: «Por el monte de Moisés.» Pár. 3.°: «Por todo este pais fiel (la Arabia).» Pár. 4.°: «Hemos criado el hombre en sus admirables proporciones.»

XCVl, de 19 párs. EL ESPANTO. Mahoma se espantó la primera vez que oyó la voz del espíritu Gabriel; era la primera palabra que le había llegado del cielo. En el pár. 4.° se hace mención de Henoch, que fue el primero que se sirvió de la pluma para escribir. Pár. 19: «No escuches al impío; adora al Señor; elévate a su trono.»

XCVII.de 5 párs. AL KADAAR. El título de este capítulo significa nobleza y sabiduría. Es relativo a la noche en que el Corán fue revelado por la primera vez a Mahoma.

XCVIII, de 8 párs. LA EVIDENCIA. Pár. 1.º: «Los idólatras, los cristianos y los judíos no se han alejado de ti sino después de haber visto la evidencia,» es decir, que la doctrina del Corán prueba hasta la evidencia la existencia de Dios único.»

XCIX, de 8 párs. EL TEMBLOR DE TIERRA. Pár. 1.º: «Cuando la tierra se conmueva por un violento temblor». Pár. 2.°: «Cuando haya arrojado de su seno los cadáveres que tenía encerrados,» Pár. 3.°: «dirá el hombre: ¡qué espectáculo, etc!»

C, de 11 párs. LOS CABALLOS. Pár. 1.°: «Ciertamente el hombre es ingrato para con Dios como un caballo sin domar.» Pár. 7.°: «El mismo es un testimonio de la ingratitud.» Pár. 11: «¿Ignora acaso que Dios conoce sus acciones?»

CI, de 8 párs. LA CALAMIDAD. Se habla de nuevo en él del día terrible de la resurrección. Pár. 1.°: «¡Día de calamidad! ¡Día espantoso!» Pár. 2.°:« ¿Quién podrá hacer la descripción?»

CII, de 8 párs. LA AVARICIA. Pár. 1.°: «¿Debe ocuparos la avaricia de reunir hasta que bajéis al sepulcro?» Pár. 2.°: «¡Ay! un día llegará en que conoceréis cuanto os habéis engañado!»

CIII, de 3 párs. LA TARDE. Pár. 1.°: «Juro por la tarde, que el hombre corre a su pérdida.» Pár. 2.°: «Orad y exhortaos recíprocamente a ser justos.» Párrafo 3.°: «El que convierte en un deber el orar será salvado.»

CIV, de 9 párrafos. LOS CALUMNIADORES. Pár. 1.°: «¡Desgracia al malo y al calumni«ador! Termina de esta manera: Pár. 9.°: «Para ellos no habrá remisión en el terrible día.»

CV, de 5 párs. EL ELEFANTE. Pár. 1.°: «¿ignoras como Dios trata al conductor de los elefantes!)) Este párrafo es relativo a Abraham y a la guerra llamada del Elefante.

CVI, de 4 párs. LOS KHOUREYSCH. Pár. 1.°: «A la unión de los khoureyseh.» Par.2.°: «Hacen con seguridad el comercio en verano y en invierno.» Pár. 3.°: «Que adoren a Dios, que los libertará de la escasez,» Pár. 4.°: «y que los libertó del temor de Abraham,»

CVIl, de 7 párs. LA MANO GENEROSA. Pár. 1.°: «¿Has visto al malo que niega al castigo?» Pár. 2.°: «Es el mismo que devora al patrimonio del huérfano,)» Pár. 3.°- «y que no piensa en alimentar al pobre.» Pár. 4.°: «¡Desgraciados de los hipócritas» Pár. 5.°: «Oran con negligencia.» Pár. 6.°: «y solo por ostentación.» Pár. 7.°: «Se niegan a socorrer a los necesitados.»

CVIIL de 3 párs. EL KHAOÜSTER. El título de este corto capítulo, se deriva del río del paraíso.

CIX, de 8 párs. LOS INFIELES. Pár. i.°: «¡Escuchad, infieles!» Pár. 2.°: «No adoraré vuestros simulacros, etc.» Este pasaje es relativo a una invitación dirigida a Mahoma: le habían dicho: «Adora nuestros dioses durante un año, y nosotros adoraremos el tuyo otro tanto tiempo.»

CX, de 3 párs. LA ASISTENCIA. Pár. 1,°: «Cuando Dios envíe el socorro y la victoria (para la conquista de la Meca),» Pár. 2.º «veréis a los hombres acudir en tropel para abrazar el islamismo.» Pár. 3°. «Ensalza él nombre del Señor, implora su clemencia, es misericordioso.»

CXI, de 5 párs. ABOUGEHEL. Esta sura es relativa al hijo de Motaleb, enemigo declarado del Profeta.

CXII, de 4 párs. LA UNIDAD. Esta corta sura es una profesión de fe que los musulmanes se complacen en repetir: «Habla.— Dios es único.— Es eterno. No ha engendrado hijo ni ha sido engendrado.— No hay iguales.»

CXIII, de 5 párs. EL DIOS DE LA MAÑANA. Este capítulo, así como el siguiente, está considerado como un preservativo contra los encantos; se dice que Mahoma le había empleado con éxito. Los musulmanes le dan el nombre de Maoudhat, que significa preservativo, y algunos no dejan de recitarlo por la mañana y por la tarde. Par 1. . «Coloco mi confianza en el Dios de la mañana, a fin que me liberte de los males con que me encuentro abrumado; de la influencia de la luna cubierta de tinieblas; de los maleficios de los que soplan en los nudos; y de los negros designios que medita el envidioso.»

CXIV, de 6 párs. LOS HOMBRES. «Pongo mi confianza en el Señor, rey de los hombres, Dios de los hombres, a fin de que me liberte de las tentaciones de Satanás, que sopla el mal en los corazones, y a fin de que me defienda contra los insultos de los genios maléficos.»

 

Es notable este libró por los términos respetuosos con que menciona varias veces a Jesucristo y María. Mahoma, como lo hace notar Pedro Damián, es uno de los escritores más antiguos que hayan hablado de la concepción de la Virgen, madre de Jesús. Alude a ella en los capítulos III pár. 37; XXI, pár. 90, y LXVI, pár. 12. Tal vez Mahoma había sacado esta noción en sus relaciones con algunos de los cristianos que perseguidos en Siria y en Egipto por su creencia a la inmaculada Concepción se habían refugiado en Arabia. Desde Mahoma hasta San Bernardo, continúa el mismo cardenal, no se encuentra. ningún escritor que haya hablado de ella, lo que hace conjeturar que esta creencia fue llevada a Occidente por los cruzados en el siglo XII. Se ve la prodigiosa historia de Moisés y la milagrosa vida de Jesús consagradas y embellecidas en varios pasaje del Corán; y los judíos, así como los cristianos, se alaban de haber inculcado su fe a los musulmanes. Recomienda Mahoma en efecto a sus discípulos un respeto misterioso tanto para el legislador de los hebreos como para el autor del cristianismo. Los musulmanes dicen que loa enemigos de Cristo, en su perversidad, conspiraron contra su vida, pero que solo su intención fue culpable, en atención a que un ser fanático, o más bien un malvado, el mismo traidor Judas, fue sustituido sobre la cruz al santo, al justo; al inocente que fue arrebatado al cielo. La sabiduría de Moisés y la piedad de Jesús eran, según dicen, iluminados de Dios, y aquellos prudentes legisladores anuncian a las futuras generaciones la venida de un profeta, más ilustre que ellos mismos. La promesa evangélica del Paracleto, fue figurada antes por Mahoma, el último apóstol de Dios.

Se habrá notado que Mahoma comprendió la sustancia de su doctrina bajo estas dos proposiciones o artículos de fe, a saber: unidad de Dios; mahoma es su apóstol. En virtud del segundo de estos artículos, todas las prescripciones que juzgó a propósito formular, fueron recibidas o adoptadas por sus sectarios, como de institución divina. La observación de las prácticas enunciadas en el Corán valdrá en recompensa a los musulmanes obtener el Jennath o paraíso, donde ellos gozarán de las delicias del Korkan, sitio encantador, que como se ha visto ea los capítulos II, XLIV, LIV, es morada de hermosuras siempre juveniles. Allí se bañan en fuentes de agua de rosa, habitan en palacios de diamantes y de perlas, y constituyen una de las principales felicidades de los fieles.

Los mahometanos materialistas suponen que la feliz mansión habitada por estas resplandecientes hurís debe ser así mismo la de los verdaderos creyentes. Se le llama también al-Jennath, el jardín, añadiendo algunas veces la palabra ferdaws, de delicias, o bien el epíteto AL-MAWAD, de la morada, y también al-noin, del placer. Habrá en este lugar diferentes grados de ventura, y la menor de ellas producirá delicias a que nada puede alcanzar en el mundo, a menos de hallarse dotado con la fuerza de cien hombres. Tal será la robustez con que Dios dotará a los bienaventurados en el otro mundo. A fin, pues, de que se puedan saborear en toda su plenitud los placeres del paraíso, aseguran los materialistas que sus felices habitantes gozarán de una juventud perpetua, y gozarán de la fuerza que posee comúnmente una persona de treinta años.

En este materialismo se considera que el río Khaouster tiene el curso de un mes de marcha. Sus riberas son del oro mas puro, y los guijarros que arrastra su corriente son perlas y rubíes: su arena es tan odorífera como el almizclé y el aloe; sus aguas son más blancas que la leche y más dulces que la miel; su espuma es más brillante que las estrellas, y el que la prueba una vez sola no vuelve a tener sed nunca y se hace inmortal. Sin embargo, los doctores místicos, y especialmente el comentario titulado Thawilat, quieren que este río de abundantes riquezas sea símbolo de la multitud de nociones sobrenaturales, yendo todas a perderse en la unidad de Dios, de donde procede la multiplicación de toda clase de bienes. Según ellos, este río salta del jardín del Espíritu divino, manantial de todo bien y de toda ciencia.

Es digno de especial atención el Corán por haber sido siempre desde Mahoma hasta el día el código civil y religioso de numerosas naciones que profesan el Islam. Es considerado no solo como fundamento de la teología, sino también como jurisprudencia criminal y civil. Las leyes que en Oriente regulan las naciones y los derechos de la especie humana, son contempladas en todas partes cómo una sanción infalible e inmutable de la voluntad de Dios. Este servilismo litigioso es a veces perjudicial al bien del estado. El legislador poco instruido, se dejó arrastrar frecuentemente a las preocupaciones de su país, y hasta a las suyas propias, porque instituciones buenas quizá para la Arabia no convienen de cierto a ricas comarcas como aquellas donde se alzan Delhi, Ispahan y Constantinopla, que tenía pretensiones de avasallar el Profeta. Sin embalo, siempre que el código sagrado se halla en oposición con los principios de equidad y de justicia, respecto del país, de las personas, de las circunstancias, el cadí o juez por poco sabio que sea, coloca sobre su cabeza el volumen santo, después de haberlo besado con respeto y sustituye al texto una interpretación más conforme a las costumbres y a la política del tiempo.

Las principales ediciones o antiguas copias del Corán se pueden reducir a siete, de las cuales dos fueron publicadas en Medina, la tercera en la Meca, la cuarta en Coufa: la quinta en Bassora, la sexta  en Damasco, la sétima fue llamada edición común o vulgar. La primera de estás ediciones hace ascender el número total de períodos o de versículos a 6.060; la segunda y la quinta cuentan 6.214; la tercera, 6.219; la cuarta, 6.230: la sexta, 6.236; y la sétima, 6.243. Dícese, no obstante, que todas estas ediciones cuentan el mismo número de palabras y de letras (3).

No conozco ninguna traducción italiana del Corán. La de Du Ryer en francés, es trivial siempre, jamás se arriesga a reproducir las osadías árabes. Sustituyendo a los versículos la forma de discurso continuo los encadena por medio de una trabazón fútil y común. Me he servido del discurso preliminar sobre el mahometismo impreso al frente de la traducción inglesa de Jorge Sale. Marracci empleó cuarenta años en hacer una al latín, muy literal, es decir, bárbara; pero la enriqueció con notas preciosas y pasajes de autores árabes, aunque propendiendo a hacer una refutación haya escogido los que le ofrecen la parte mas bella. La de Savary es mejor: el Corán traducido del árabe, acompañado de notas y precedido de un compendio de la vida de Mahoma, sacado de los escritores orientales de mas estima, París, 1783. También nos hemos servido de la traducción hecha sobre el texto árabe, por Mr. Kazimirski, intérprete de la legación francesa en Persia, y de la introducción de Mr. Pauthier: Los libros sagrados del Oriente, París, 1840.

 

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(1) En su orden exterior el Corán se asemeja mucho a nuestros libros sagrados. A veces se le llama al-Khitab, es decir, el libro, la Biblia. Los hebreos dan al Testamento el nombre de Karah o Mikra. Los sowar (plural de soura) árabes corresponden a los sura o toura de los hebreo, que llaman Sedarim las cincuenta y tres divisiones del Pentateuco. El nombre de ayat dado por los árabes a los versículos; expresa la misma idea que ototh en hebreo.

(2) Errare faciet opera eorum, id est, inutilia reddet.— Marraccio.

(3) Garcin.—Exposición de la fe musulmana, París, 18145. Cludius.— Mohameds religión œus dem Koran dargelegt. Will Taylor.-The histori of mohammedanism and its sects,  Londres, 1834.

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