EL PRÍNCIPE SIDDHARTA LLEGA A BUDDHA
X- LA PENITENCIA EN URUVILVA (1)
1. En busca de una doctrina mejor, el Bodhisatva llegó a un yermo de cinco bhikshus establecido en Uruvilva, y cuando el Bienaventurado vio la vida de aquellos cinco hombres, que virtuosamente dominaban sus sentidos, refrenaban sus pasiones y practicaban una austera disciplina, admirando su fervor se unió a ellos.
2. Con santo celo y una firme decisión, Sakyamuní se entregó a la mortificación y a la meditación abstracta. Y si los cinco bhikshus eran austeros, Sakyamuní lo fue más, y aquéllos le honraron como su maestro.
3. Por espacio de seis años el Bodhisatva se mortificó pacientemente y suprimió las necesidades naturales. Torturó su cuerpo y ejercitó su espíritu en las prácticas más severas de la vida ascética. Últimamente comía sólo un cañamón al día, buscando franquear el océano del nacimiento y de la muerte y tocar la orilla de la liberación.
4. El Bodhisatva quedó consumido y extenuado, pareciendo una rama enferma; eso sí, el renombre de su santidad se extendió por las comarcas vecinas, y el pueblo acudía desde grandes distancias a verle, a recibir su bendición.
5. El Bienaventurado no estaba satisfecho, sin embargo. Buscando la verdadera ciencia no la encontraba, y comprendió que la modificación no extingue el deseo ni procura la iluminación en la contemplación estática.
6. Sentado bajo un árbol consideró el estado de su espíritu y los frutos de sus mortificaciones, y pensó: «Mi cuerpo se debilita más y más, y mis ayunos no me hacen adelantar un paso en la busca de la salvación. Este no es el verdadero camino. Haré mejor fortificando mi cuerpo con la bebida y la comida, poniendo así a mi espíritu en situación de encontrar la calma».
7. Y fue a bañarse al río, y al salir no podía alzarse a causa de su debilidad; pero viendo las ramas de un árbol, se agarró a ellas y pudo salir.
8. Cuando el Bienaventurado volvió a su puesto, desfallecido de hambre, cayó al suelo y los cinco bhikshus creyeron que estaba muerto.
9. Había un pastor que habitaba cerca del bosque, y cuya hija se llamaba Nanda, y así que ésta llegó donde estaba desvanecido el Bienaventurado, se prosternó ante él y le ofreció arroz y leche: y él aceptó la ofrenda.
10. En cuanto comió recobraron vigor sus miembros, su espíritu se tornó lúcido y estuvo apto para recibir la iluminación suprema.
11. A partir de ese instante, el Bodhisatva volvió a comer. Sus discípulos, que habían asistido a la escena con Nanda y observado el cambio en su género de vida, comenzaron a dudar. Se convencieron que el celo religioso de Siddhartha disminuía y que el que habían venerado como su maestro, olvidaba su magnánimo fin (2)
12. Y cuando el Bodhisatva vio que los bhikshus se apartaban de él, se apenó por su falta de confianza y se dio cuenta del abandono en que vivía.
13. Hizo callar su disgusto y se fue solo, y sus discípulos dijeron: «Siddhartha nos abandona buscando otro sitio más agradable».
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(1) Fuente: Fo-sho-hing-tsan-king-1.000-1.023.
(2) Fuente, 1024-1221-1224. Compárese: Luc XII, 19 y Mat. II, 3.