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Torre de Babel Ediciones

ALCIBÍADES, ateniense ilustre -biografía- Diccionario Enciclopédico H-A

DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO HISPANO-AMERICANO(1887-1910)

Índice

ALCIBÍADES, ilustre ateniense (biografía)

ALCIBÍADES

Biografías. Ilustre ateniense, hijo de Clinias. Nació en el año 2º de la Olimpiada 82, o  sea en 451 a. J. C., y era de noble y antigua familia del Ática. Clinias murió en la batalla de Coronea, y Alcibíades se educó en casa de Pericles, su abuelo materno. Se distinguió por su extraordinaria belleza, su valor temerario, su orgullo, su vasta instrucción y su elocuencia, su carácter dominante, su conducta libertina e inmoral, en suma, por una mezcla de buenas y malas cualidades, todas llevadas al más alto grado, que habían de contribuir, junto con el prestigio que le daban su nacimiento y sus relaciones de parentesco con el gran Pericles, a elevarle sobre sus conciudadanos. Dióse a conocer en la guerra con Arquidamos, tomó parte en la expedición contra Potidea y en la batalla de Delium, es decir, en las primeras campañas de la guerra del Peloponeso. Durante el primer período de esta guerra, se mostró decidido enemigo de Cleonte, si bien no llegó a mostrar su desmedida ambición hasta después de la muerte de éste, y cuando se hubo firmado con Esparta la paz de Nicias. Alcibíades se declaró abiertamente enemigo de Nicias y se puso al frente del partido democrático, inclinado a la guerra.

En las elecciones de estrategas derrotó a Nicias y le sustituyó, y en el año 419 organizó una expedición al Peloponeso con objeto de afianzar más su alianza con las ciudades enemigas de Esparta y atraerse el apoyo de otras, como lo consiguió con Corinto y el puerto de Patre. Al año siguiente en nuevas elecciones, el partido de la paz tuvo más fuerza, y Alcibíades no fue reelegido; pero en la misma época un ejército espartano mandado por su rey Agis, acometió a los de Argos, y los atenienses tuvieron que enviar en socorro de los argivos 1.000 infantes y 300 caballos a quienes acompañó Alcibíades con el carácter de agente político. Agis derrotó a sus enemigos en Mantinea y todas las ciudades aliadas de Atenas tuvieron que romper sus pactos con ésta, unas someterse a Esparta, y otras aceptar un gobierno aristocrático.

Otro suceso vino a ofrecer nuevo campo a las rivalidades entre Esparta y Atenas, entre Dorios y Jonios. Había guerra en Sicilia entre las colonias Selinunte y Egesta, y en el año 416 los Egesteos pidieron auxilio a los Atenienses. Alcibíades aceptó con entusiasmo la idea de llevar a Sicilia la guerra contra las ciudades en que predominaba el elemento dórico. Nicias y Alcibíades fueron nombrados jefes de la expedición; pero en tanto que se hacían los preparativos, aparecieron rotas y derribadas en la mañana del 11 de mayo de 415 casi todas las columnas consagradas a Mercurio en la ciudad y en los caminos, y los Atenienses, ya algún tanto recelosos del éxito que pudiera tener la peligrosa expedición a Sicilia, se sobrecogieron de espanto temiendo que la cólera de los dioses castigara aquel sacrilegio con tremenda derrota en Sicilia. Se ha dicho que la destrucción de las columnas o hermes fue hecha por Alcibíades y otros jóvenes libertinos en estado de embriaguez; más probable es que tal sacrilegio fuera cometido por los enemigos de Alcibíades, los aristócratas y los demagogos exaltados. Éstos fueron los primeros en acusar a Alcibíades, no solamente del sacrilegio citado, sino también de otros y de inmoralidad en las costumbres. Ante el pueblo reunido en Asamblea exigió Alcibíades que el proceso se viera y sentenciara antes de partir la escuadra: pero sus enemigos consiguieron aplazar el asunto hasta que hubiera terminado la expedición a Sicilia, pues temían la influencia que aquél pudiera ejercer rodeado de sus tropas. Cuando el general se hallaba ya a bastante distancia del Ática, se reanudó el proceso, se presentaron nuevas acusaciones, el pueblo resolvió que Alcibíades se presentara en Atenas para responder a las cargos contra él formulados, y el buque Salamina marchó a Sicilia para traer al acusado. Mientras tanto, había éste comenzado sus operaciones preliminares contra Siracusa, apoderándose de las plazas de Naxos y Aatana. Llegó el Salamina, aparentó Alcibíades obedecer las órdenes que se le comunicaban; pero como preveía segura condenación, se fugó a la Élide, por lo que se le condenó a muerte en rebeldía, se le declaró traidor y sacrílego y se le confiscaron sus bienes. Desde entonces sólo pensó en tomar venganza de su patria, y para conseguir sus propósitos al terminar el año de 415 se presentó en Esparta y ofreció sus servicios a la odiada rival de Atenas. Empezó por confiar al gobierno de Esparta los proyectos de Atenas en Sicilia; los Espartanos enviaron a aquella isla una escuadra y tropas mandadas por Gilippos, esforzado General que salvó a Siracusa de la apurada situación en que se encontraba cercada por los Atenienses, y derrotó a éstos por mar y tierra haciéndoles 7.000 prisioneros, entre ellos Nicias y Demóstenes, que sufrieron la última pena en Siracusa. Hizo más Alcibíades; aconsejó a los Espartanos que establecieran en el Ática una fortaleza para amenazar constantemente a los Atenienses, y con tal objeto, en la primavera del año 413 entró en territorio ateniense un ejército mandado por el rey Agis.

   Los consejos de Alcibíades contribuyeron poderosamente al engrandecimiento de Esparta; pero el éxito de una política que tanto renombre y gloria le daba, le atrajo la envidia de personajes muy caracterizados en la corte de Agis, quien por otra parte tenía particulares motivos de resentimiento contra el ateniense, porque se decía públicamente que había seducido a la reina Timea. Alcibíades comprendió que su presencia era un estorbo en Esparta y marchó a Mileto.

Sus enemigos consiguieron que se dictara orden para perseguir al fugitivo y darle muerte, de la que se salvó advertido por Timea, refugiándose (412) en la corte del persa Tisafernes, de quien llegó a ser bien pronto el consejero más influyente. Trató luego de recuperar en Atenas la influencia que había perdido, y cuando el partido popular se impuso a los oligarcas en Samos, llamo a Alcibíades que se presentó inmediatamente en la isla, y que a propuesta de Crifias, fue rehabilitado. Alcibíades tomó el mando de una escuadra, y en octubre de 411 derrotó cerca de Abidos a la flota espartana; consiguió en febrero del mismo año otra nueva y brillantísima victoria en Cícico, conquistó en 409 la plaza de Calcedonia, firmó un armisticio con Farnabazo, sátrapa persa aliado con Esparta, recobró la ciudad de Bizancio y luego se dirigió a Atenas donde hizo su entrada triunfal en junio de 408, y obtuvo el mando supremo y absoluto del ejército. Pronto su gloria y la autoridad ilimitada de que gozaba le suscitaron enemigos entre los mismos que con mayor júbilo le habían recibido en Atenas; por otra parte varió la situación relativa de Atenienses y Espartanos, favorecidos éstos resueltamente por Ciro el Joven, hermano del rey de Persia y virrey de todas las satrapías del Asia occidental.

Ciro dio dinero a manos llenas al General espartano Lisandro, en tanto que Alcibíades carecía de recursos y tenía que imponer nuevas contribuciones. Su piloto mayor, Antíoco, atacó imprudentemente a Lisandro y fue derrotado y muerto, y entonces los adversarios que en Atenas tenía consiguieron que se le quitara el mando de los ejércitos, nombrando otros dos estrategas, uno de los cuales era Conón. Alcibíades se retiró a un castillo que poseía en las costas tracias de la Propóntide, donde reunió tropas y sostuvo guerras con los pueblos de aquella comarca, se atrajo la amistad de muchos reyes o caudillos tracios, y ofreció a los Atenienses el auxilio de éstos. Sus proposiciones fueron despreciadas para mayor fortuna de Lisandro, que casi sin combatir destruyó la escuadra de Atenas. Victoriosos los Espartanos, pudo Alcibíades eludir la venganza de éstos, poniéndose bajo la protección de Farnabazo, y proyectaba un nuevo plan político que tendía a conseguir para Atenas la alianza del nuevo rey de Persia, Artajerjes II Mnemón, revelándole a éste los proyectos de Ciro el Joven, cuando Farnabazo, ya por complacer a Ciro, ya siguiendo instrucciones de Lisandro, mandó dar muerte a Alcibíades. Se hallaba éste entonces en Melisa, ciudad de la Frigia, con su amante Timandra; los emisarios de Farnabazo prendieron fuego a la casa que ocupaba y le mataron a flechazos cuando huía del incendio. Ocurrió la muerte de Alcibíades en el año 404.

Alcibíades – Diálogo de Platón (filosofía)

Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano (vol. 1, págs. 844-845 – editado: 15-9-2007)          ALCIBÍADES, ilustre ateniense (biografía)
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