Diógenes Laercio - Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres
TIMÓN - Libro Noveno
BIOGRAFÍA DE TIMÓN
1. Apolónides de Nicea, que floreció antes de nosotros, en el libro I de sus
Comentarios a las Sátiras, obra que dedicó a Tiberio César, dice que
Timón tuvo
por padre a Timarco, y que fue natural de Fliasia. Que habiendo quedado huérfano
todavía muy joven, se dio a la danza; pero después, condenando este ejercicio,
se fue a Megara a estar con Estilpón. Que habiendo vivido tiempo con él,
regresó a la patria y se casó. Pasó después con su mujer a ver a Pirrón, que
estaba en Élide, y habitó allí hasta tener hijos. Al mayor de ellos lo llamó
Janto, le enseñó la medicina, y fue su sucesor en su instituto y vida.
Timón era elocuentísimo, según afirma Soción en el libro IX; pero no teniendo de
qué mantenerse, partió al Helesponto y a Propóntide; y ejercitando la filosofía y
oratoria en Calcedonia, fue muy celebrado. De allí, habiendo acopiado un buen
viático, se retiró a Atenas, donde se mantuvo hasta su muerte, fuera de un
poco tiempo que estuvo en Tebas.
2. Fue conocido y estimado del rey Antígono y de Tolomeo Filadelfo, según
atestigua él mismo en sus Yambos. Antígono dice que fue muy dado a la bebida y
poco aplicado a la filosofía; pues escribió Poemas, Versos, Tragedias,
Sátiras, treinta dramas cómicos, sesenta trágicos, Sátiras también, y
varias obscenidades. Andan además escritos suyos en prosa hasta 20.000 versículos,
de los cuales hace memoria Antígono Caristio, que escribió su Vida. Los libros
de Sátiras son tres, en los cuales, como escéptico que era, vierte mordacidades
y sales contra todos los dogmáticos, trovándoles sus dichos (699). El primero de
estos libros es una explicación que da él mismo. El segundo y tercero van en
forma de diálogo, en el cual parece que Jenófanes Colofonio pregunta de cada
cosa, y él mismo se responde (700). En el segundo trata de los más antiguos; y
en el tercero de los que vinieron después, por cuya razón algunos lo
titularon Epílogo. El primero viene a contener lo mismo, excepto que su
poesía es de una persona sola, y su principio éste:
Venid aquí, sofistas importunos,
escudriñando siempre vanidades, etc.
3. Murió Timón cercano a los noventa años, como dicen Antígono y Soción en el
libro II. Yo he oído decir que fue tuerto; y es verosímil, pues aun él mismo se
llamaba Cíclope. Hubo otro Timón que fue misántropo (701). Nuestro filósofo
fue muy aficionado a los jardines y a la soledad, como dice Antígono. Es fama
que Jerónimo Peripatético dijo de él: «Como entre los escitas disparan flechas
tanto los que huyen como los que los siguen, así entre los filósofos unos cazan
los discípulos siguiendo y otros huyendo, como Timón.» Era muy agudo de ingenio
para hacer burla de otros; muy aplicado a escribir, y diestrísimo en inventar
tramas fabulosas para los poetas, y no menos en comprender tragedias. Fueron
sujetos de ellas aun Alejandro y Homero. Si le estorbaban o interrumpían las criadas
o perros, nada decía, no cuidándose de otra cosa que de la soledad.
4. Dicen que habiéndole preguntado Arato cómo se podrían conseguir íntegras y
sin errores las obras de Homero, respondió que solicitando ejemplares antiguos,
y no los ya enmendados. Tenía sus escritos poéticos tumultuariamente y sin
orden, y aun corroídos en algunos lugares, de manera que, como una vez leyese
algo de ellos al orador Zopito, y pasase sin advertir algunas hojas juntas hasta
más de la mitad, siguió leyendo sin advertir el hecho de la narrativa: tan
indiferente era en las cosas. Ello es, en efecto, que su serenidad llegaba a
punto de no hacer caso aun de lo más importante. Cuéntase que habiendo visto a
Arcesilao que andaba entre charlatanes y aduladores, le dijo: «¿A qué vienes tú
aquí donde estamos los hombres libres?» Contra los que juzgaban de las cosas por
los sentidos, concordándolos con la mente, solía decir a menudo: «Juntos van
Atagas y Numenio» (702).
5. Acostumbraba también chancearse así: a uno que de todo se admiraba, le dijo:
«¿Y por qué no te admiras de que siendo tres aquí, sólo tenemos cuatro ojos?»
Es el caso que él y su discípulo Dioscórides eran tuertos, y aquel a quien lo
dijo era sano de ojos. Preguntado una vez por Arcesilao por qué había vuelto a
Tebas, respondió: «Para reír de vosotros al veros tan anchos y extendidos.» No
obstante, a Arcesilao, a quien había tocado en sus Sátiras, lo celebró en el
libro titulado Arcesilao, De las cenas.
6. Timón no tuvo sucesor en la secta, como dice Menodoto, y quedó abandonada
hasta que la restauró Tolomeo de Cirene. Según escriben Hipoboto y Soción,
fueron discípulos suyos Dioscórides de Chipre, Nicoloco de Rodas, Eufranor de
Selencia y Praulo de Tróade. Éste, dice el historiador Filarco, fue de ánimo tan
constante, que sufrió suplicio como traidor a la patria sin hablar una palabra
a los ciudadanos en su abono.
7. Eufranor tuvo por discípulo a Eubulo Alejandrino; de éste lo fue Tolomeo, y
de Tolomeo lo fueron Sarpedón y Heráclides. A Heráclides oyó Enesidemo Gnosio,
el cual escribió ocho libros acerca de los Raciocinios pirrónicos. De Enesidemo
fue discípulo Zeuxipo Polites; de éste lo fue Zeuxis el apellidado Goniopo
(703); de éste, Antíoco Laodiceno, natural de Lico. De éste fueron discípulos
Menodoto Nicomediense, Médico Empírico y Tiodas Laodiceno. De Menodoto lo fue
Herodoto, hijo de Arieo de Tarso; de Herodoto, Sexto Empírico, autor de los diez
libros acerca de los escépticos y de otras obras excelentes. Y de Sexto fue
discípulo Saturnino Citenas, también empírico.
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(699) εν παρψδίας εϊδει.
(700) Suele llamarse dialogismo.
(701) Aborrecedor de los hombres. Luciano hace de él un diálogo.
(702) Es proverbio de dos que se unen para hacer algún daño.
(703) Parece significa de pies angulares, o con ángulos, que llamamos pies ajuanetados.
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