Sobre el budismo en Siam – 1853
El Clamor Público, Periódico del partido liberal, sábado 14 de mayo de 1853, página 3
(en el artículo "Siam y los siameses", pp. 2 y 3)
"Al lado del gobierno y de la administracion civil está colocada la religión dominante del Reino, que merece tambien llamar la atencion por la influencia importante que ejerce sobre la condicion del pueblo. El budismo es casi el culto universal de todos los paises situados entre el Bengala y la Cochinchina, y ¡cosa notable! jamás Nacion alguna de esta creencia ha conseguido un alto puesto en las artes ó en las armas, ni producido individuos que se hayan hecho conocer al mundo como legisladores, escritores, guerreros y fundadores de sectas nuevas. El budismo de la India parece ser el mismo que el de Ceilan, de donde se le cree transportado; pero difiere naturalmente del de la Tartaria, del de el Indostan, del de el Annam, del de la China y del de Japón.
Su principal dogma es la metempsicosis ó transmigracion de las almas. Enseña que toda la naturaleza es no solo animada, sino sensible; que por consiguiente cortando las ramas de un árbol se ocasiona en la vida general, la misma perturbacion que en el cuerpo humano, por la amputacion de un miembro. Los budistas creen que el mundo material, lo mismo que el espiritual, ha existido ab æterno y que está destinado á subsisir eternamente. Todas las almas son de la misma naturaleza; habitan el interior del cuerpo de un hombre, de una bestia ó de un vegetal, y su condenación á esta union con la materia es su tormento y su destino; la mas alta felicidad consiste en no ser unido á nada y permanecer en un estado de completo reposo. Suponen que después de haber verificado un número suficiente de transmigraciones, y probado las virtudes que se requieren en cada estado, las almas de los buenos son admitidas en una sucesion de cielos para gozar por fin de una perfeccion en la cual no hay nacimientos ni defunciones, ni los cuidados y pasiones que son inherentes á las demas condiciones de la existencia. Este reposo recibe ordinariamente el nombre de ni-ri-pan , corrupcion probable do la palabra pali, que significa «estincion de todo.» Ademas, el infierno que constituye el eterno tormento de los malos, consiste para ellos en sufrir una série infinita de transmigraciones, sin posibilidad de llegar jamás al ni-ri-pan.
Los siameses no creen en un Ser Supremo, y no sabrian comprender nuestras nociones abstractas, de una alma inmortal é inmateria. Dan á todas las almas la forma humana, y la suponen de una organización material, organización demasiado sutil, sin embargo, para ocultarse á la vista y al tacto; en una palabra, su mas alta idea del espíritu separado de la materia, parece corresponder poco mas ó menos á la idea que se formaban los griegos y los romanos de los manes y de las sombras, y esas sombras son el objeto de su culto. Buda parece ser el término genérico de encarnacion divina, pero es probable que este fuera en otro tiempo un nombre propio. Ha habido cuatro Budas en este mundo, de los cuales el último, Gaudama, que goza de gran veneracion, debe ser reemplazado dentro de algunos miles de años, por otro llamado Arimadayech. Este Gaudama era un hijo de un rey, y habia vivido bajo infinitas formas, en las cuales habia conseguido un mérito inmenso antes de su último nacimiento. A su muerte, que ocurrió hace 2.380 años, quiso que su imágen y sus reliquias fuesen adoradas, y que se erigieran templos á su memoria hasta la aparición de otro Buda. Después entró en el reposo eterno.
|
Los siameses miran toda prosperidad como la recompensa de alguna virtud anterior, y toda adversidad como el castigo de algún pecado. Así es que una gran parte de la veneracion en que se tiene al Rey, proviene de la presuncion que existe del mérito superior adquirido por su alma, en las condiciones anteriores de existencia, demostrando en fin un estado muy adelantado de emigracion hácia el ni-ri-pan. Sin embargo, no creen en un juez supremo, que aprecia el mérito y aplica la recompensa correspondiente. |
Los principios fundamentales de budísmo implican teóricamente el horror de la sangre vertida. Matar un hombre es un pecado según la fé de Buda; pero dar muerte á un insecto ó á un reptil venenoso, es igualmente cometer un asesinato; por manera que despojar á los campos de su mar de espigas, es cometer millares de asesinatos á cada instante durante la siega. Siendo imposible al hombre en el curso ordinario de la vida la obediencia estricta y uniforme á esta ley, la desobediencia viene á ser del todo natural.
