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Torre de Babel Ediciones

Esculapio – Hebe – Némesis – Los cíclopes – Argos – La mitología contada a los niños

Diana

 

    ►  Atlas, Mercurio, Lares y Penates

La Mitología contada a los niños – Capítulo XIII – Esculapio – Hebe – Némesis -Los cíclopes – Argos

Esculapio fue hijo de Apolo y de la ninfa Doris. Lo crió el centauro Quirón, que era un gran sabio, hijo de Saturno, lo que significa que la sabiduría nace del tiempo; la gruta en que moraba, que estaba situada al pie del monte Pelión, fue la escuela de más renombre en aquella era; Hércules, que había sido su discípulo, le traspasó sin querer la rodilla con una flecha envenenada, la que causó su muerte. Júpiter lo elevó al Olimpo y le constituyó en uno de los signos del Zodíaco. Quirón instruyó a Esculapio en todos los secretos de la medicina, en la que tales progresos hizo, que fue apellidado el dios de la medicina. Por medio de su ciencia restituyó la vida y la salud al desgraciado Hipólito, que era víctima de los dioses a causa de una calumnia, de lo cual Júpiter se enfureció tanto, que lo mató por medio de un rayo. Apolo lloró amargamente la muerte de su hijo, y Júpiter para consolarlo elevó a Esculapio al Cielo, en que forma una constelación.

En Roma le edificaron un soberbio templo, en el que se le representaba sentado, teniendo en una mano una vara, la otra apoyada sobre la cabeza de una serpiente, y un perro acostado a sus pies.

Hebe fue hija de Juno, y cuando su padre Júpiter la vio tan hermosa, la hizo diosa de la juventud y le confirió el honroso cargo de servir de beber a los dioses en sus festines; pero un día en que al desempeñar este cargo dio una caída desairada, Júpiter la destituyó y dio su puesto a Ganimedes, que era hijo de Tros, rey de Troya, y tan hermoso que, con el fin que desempeñase ese cargo, Júpiter, convertido en águila, lo arrebató y llevó al Olimpo. Lo que ha dado pábulo a esta fábula es que Tros mandó a su hijo con otros troyanos a ofrecer un sacrificio a Júpiter en Lidia. El rey de aquel país, creyendo que eran espías los prendió, obligando al príncipe a servirle de beber en sus festines. Cuando después de su muerte fue admitido Hércules en el Olimpo, se casó con Hebe. Esta última ficción significa que suelen estar unidas la fuerza y la juventud. A Hebe se la representa coronada de flores y con una copa de oro en la mano.

Némesis, diosa de la venganza o más propiamente de la vindicta, que es la satisfacción que se debe por los delitos, se ha hecho hija de la mar, de la noche y más acertadamente de la justicia, según el parecer de Hesíodo. Represéntanla con rostro severo, vestida de blanco, teniendo en una mano una espada envainada para significar que en su día castigará al culpable, y en la otra una copa para alentar y confortar al inocente; a sus pies por lo regular colocaban un compás y una rueda.

Los Cíclopes eran terribles gigantes, hijos del Cielo y de la Tierra, que no tenían más que un ojo en medio de la frente. Júpiter los precipitó en el Tártaro, pero luego por empeño de su madre los puso en libertad. Eran hábiles herreros y fabricaron para Plutón un casco que lo hacía invencible; para Neptuno su tridente, con el que agita o calma las olas del mar, y para Júpiter sus rayos. Los tres principales Cíclopes eran Brontes, Estéropes y Polifemo. Apolo, para vengar la muerte de su hijo Esculapio, causada por los rayos que habían confeccionado, los mató a todos. Autores modernos han creído que estos Cíclopes fabulosos tenían por origen los volcanes.

Argos, hermano de Osiris, fue encargado por éste de gobernar su reino cuando partió a conquistar la India, y gobernó con tal vigilancia, que se dijo tenía cien ojos, y a esta metáfora añadió la credulidad de los griegos que cuando cerraba cincuenta para dormir los otros cincuenta quedaban abiertos. Juno, celosa de Jo, hija del rey de Argos, la puso bajo la custodia de este vigilante guardián. Mercurio, compadecido de ella, llegó a dormir a Argos con los dulces sonidos de su flauta, y cuando estaba dormido le cortó la cabeza. Juno tomó sus cien ojos, que colocó en la cola de su pájaro querido, el pavo real.

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